- No te vayas aún.- Susurró en su oído. Pero ella había terminado hacía mucho tiempo. Estaba recostada con los ojos abiertos, sus labios inflamados, su piel desnuda. Sin embargo, ya no estaba allí. La besó de nuevo, y de nuevo y de nuevo.
Desistió y prendió un nuevo cigarro. El espejo con las lineas estaba demasiado lejos. Pensó en su vida. En la vida, en general. El humo subía hasta el techo, y regresaba. Su embriagante perfume inundaba hasta el último rincón de la mente de él. Es tan fácil volar, pensó. Voló en ese momento a su casa. Donde fue un niño en el que nunca pensó nadie. Y el niño nunca pensó nada. Se pasó horas junto a él mismo, mirando al cielo, dos veces. En el pasado y en el presente. Ninguna nube pasó sobre ellos ni junto a ellos.
Si se quedó dormido, nunca supo. Pidió otro beso, pero ella seguía mirando el infinito. La volvió a besar, pero ella nunca regresó.
Tomó su ropa y se fue del lugar. Nunca volvió.
3 comentarios:
Feliz Halloween, querida.
Un relato extraño, pero como siempre, delicioso querida.
Por cierto, te amo simplemente por tener "Something I can never have" en tu playlist del blog. =)
Hm...
¬_¬
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