lunes, 19 de marzo de 2012

Ya visto

El título viene de la palabra déjà vu (la verdad es que no recuerdo el lugar de los acentos). Verán, perdiendo el tiempo como lo merezco encontré una imagen de un lugar muy conocido.


Lo había soñado.


A decir verdad, de uno de los sueños más extraños que he tenido. Fue hace mucho tiempo, no recuerdo ni siquiera cuanto. Yo estaba en un gimnasio muy extraño. Había varias albercas, pero la más importante es la que ven en la foto. 
Para cuando tuve este sueño, hacía muchos años que había dejado de nadar. Sin embargo, en el sueño (como en la vida) seguía siendo lo más natural para mí. Andar con el traje de baño, caminar descalza, el frío de estar empapado... Y todos éramos adultos, una sociedad, como decirle hola al chavo que se siente frente a ti en la escuela. 


No recuerdo bien qué se hacía, pero yo terminaba entrando a una alberca que lucía idéntica a la de la foto. Era estrecha... pero no tenía fondo. No acababa jamás.


Lo que ven allí es la alberca más profunda del mundo. La acabo de conocer hace unos segundos. No la había visto jamás. Tenía la misma forma, las mismas ventanas... Aunque el agua comenzaba más abajo. 


En el sueño entraba a nadar allí, y nadaba más abajo, más abajo... Soportaba la respiración pero era tan normal... Todo era silencio, tranquilidad. Creo que muy pocos comprenden la belleza de estar bajo aguas inmóviles. 


Sentía los latidos de mi corazón, era lo único que existía ya. Contra mis oídos, contra todo lo que iba a hacer, todo lo que era, todo lo que pensaba... Todo era nada ya.


Pero era demasiado tiempo. No había desesperación por el aire que no tenía. No importa nada cuando estás debajo del agua.


Así que desperté, como en las películas, dando un respiro largo y tendido para después gemir como perro. 


Nunca entendí qué onda con ese sueño.


Era tan violento como lo era pacífico.






Y ahora ese lugar tan extraño está allí... Existiendo... Para que pueda yo suicidarme. Feliz. Sin pensar. Sin preocupaciones. Sin nada. Con la vida para despedir, nada más.

domingo, 18 de marzo de 2012

The bloodstaine on the sheet read: "Free"

Una vez que fue despedido de su trabajo y divorciado de su esposa no tuvo nada más a lo que centrar su vida. No había amigos, vecinos, familiares o incluso un espejo que le dijera nada de sí mismo.


El hombre decidió entonces que no había nadie en donde vivía, que no había nadie dentro ni fuera de él. Se despojó de todo lo que le pesaba y salió a dar una vuelta en un mundo totalmente nuevo que solo había cambiado para él.


No fueron los gritos de los vecinos sorprendidos tratando de proteger a sus hijos, no fueron las alarmas de los policías y las órdenes hacia él, no fue nada lo que le despertó de su felicidad mientras lo arrestaban y lo llevaban hacia el cuestionamiento de por qué caminaba desnudo por la ciudad.


En la sala se subía a las mesas y hacía con los brazos que volaba, totalmente ajeno a que el mundo le estaba viendo y escuchando todos sus comentarios acerca de la belleza del mundo que apenas ahora comenzaba a ver.





jueves, 1 de marzo de 2012

Fue mi culpa

Yo tejí lentamente esas cadenas, se volvieron grilletes en mis tobillos... grilletes irrompibles... metal que no corroe. Que crece. Que se vuelve cárcel. 


Fui yo quien te amó intensamente todos esos años, fui yo quien cultivó tus encantos todo este tiempo. Yo no te creé, pero te adopté y te hice propio. Y ahora te has apoderado de mi y yo no puedo irme, no puedo deshacerme de ti.


Peleo contra tus cadenas que cada vez se hacen más pesadas, te estrello contra la pared, te golpeo como puedo, te saco de mí... Sales, te haces más fuerte y vuelves a entrar, dañando como nunca antes.


Te apoderas de mi corazón, te apoderas de mi psique, te apoderas de ¡mi cuerpo, incluso!


Lucho contra ti, contra lo que no puedo ver... Pero te impregnas en mi sangre y en mi sudor y en toda mi piel. No puedo decir que no, que no te amo, que no eres mi vida, que te quiero dejar, que te odio, que te quiero siempre fuera de mis sentidos... No te puedo decir nada. Te amo. Eres todo, y eres la nada también. 


Me rindo, me tiro en el suelo. Tómame, te digo, ya no puedo luchar más. Pon una pluma en mis manos, y papel bajo ellas. Escribiré con mi sangre, si te parece necesario. Golpeame como gustes, soy tuya. Siempre lo fui.