sábado, 28 de enero de 2012

Rambling on

Está esta canción que la verdad nunca fue de mi gran gusto. Era como bien comercial, y me recordaba SIEMPRE a Playa Limbo.


Mis hermanas la tenían en un disco, allí, junto con otras canciones decentes. Cuando salía esa canción en el CD me daba no sé qué, no era odiarla, era que se metía entre mis intestinos como un bebé y se daba la tarea de patear todo.


Un día, para no odiar la canción (yo soy un amor y siempre doy segundas oportunidades aunque generalmente no cambia el resultado). Descubrí que la letra era la culpable de todo.


La música era desesperante, pero la letra me hacía sentir no sé qué.


Si la neta les importa, seguro ya googlearon la letra. Sino, then, lo siguiente sonará mucho mejor.


La verdad es que yo estaba en la playa, y en esos momentos me sentía muy mal (razones aparte). Y allí estaba, la mujer desconocida, sentada, mirando el reloj...


Esperando algo que nunca va a llegar. Y yo me sentía demasiado como ella. Algo que se repite a cada segundo. Tener esperanza, cuando es inútil. 


Siempre pensé que una de esas razones serían las que me volverían loca. Esperar. Me imaginaba sentada, allí, todo el mundo murmurando "esa es la mujer con el corazón más roto del planeta", "tiene doce gatos en su casa, la pobre" y mis biografías llenas de dicenqués.


Y luego, mi grandiosa imaginación se preparó una gran final.
Él entraba, la perfección imaginaria; caminaba a pasos largos perfectamente imaginados,  se sentaba en el perfecto escaño imaginario frente a mí y pedía algo que no tenía razón de ser. No importaba.


Perfectamente imaginario siempre ha funcionado para mí.


Porque todas las formas encajan perfectamente bien, cuando son reales.

lunes, 23 de enero de 2012

Creación pública: una carta de amor

Querido tipo, sujeto, persona, animal o cosa o quimera:
  • Quiero ser el skate de tus rampas
  • Quiero que seas mi crema depiladora
  • Quiero rogarte de rodillas, entre otras cosas (que se hacen de rodillas)
  • Quiero que me des, pero no consejos
  • Quiero ser el lingüista de tu aparato fonador
  • Quiero que seas mi supositorio
  • Quiero hincarte estos para sacarte aquello
  • Quiero que seas mi Canesten V
  • Quiero ser el auto de tu llave
  • Quiero que seas mi dildo
  • Quiero ser el papel higiénico que te restriegues en las nalgas
  • Quiero ser tu puerto USB y el ENTER de tu teclado
  • Quiero ser la estrella en tu arbol de navidad
  • Quiero ser el blanco de tu techo
  • Quiero ser el hongo que se queda en tu pie
  • Quiero ser la ladilla que se pasea por tus pelos
  • Quiero ser el plátano de tu cascara
  • Quiero ser la carne deshebrada que se atora en tus dientes
  • Quiero que seas mi perro para practicar la zoofilia
  • Quiero ser tu hilo dental, pero no el de los dientes
  • Quiero que seas mi oso hormiguero, para que metas tu lengua en mi hoyo
  • Quiero que me piques el mezquite
  • Quiero ser tu Justine (la de Sade)
  • Quiero que me truenes el ejote
  • Quiero que seas mi tampax


Despúes de todas estas sutilezas...

(Y la verdad es que es una creación incompleta... pero cuyo final era decir "Me gustas y te quiero")

sábado, 14 de enero de 2012

Los hermanos menores: la tragedia.

Mañana será el cumpleaños de mi prima. Su segundo cumpleaños, para ser exacta. Es la última de cuatro hijos. Dos son hombres; su antecesora, mujer. Mi tía la "encargó" (para explicar que NO fue un accidente) porque dice saber lo cruel que es ser la hermana menor de dos hermanos y no tener con quién jugar. Cinco años (más o menos) de tener a su primer hija, tuvieron a la otra.


Yo soy la hermana menor de tres mujeres. Nosotras sí fuimos accidentes, uno tras otro (siendo el bello 1% de la mayoría de los anticonceptivos, no tan orgullosamente). Mi hermana y yo nos llevamos 5 años y medio. Lo que se llevan mis dos primas, más o menos.


No sé qué tan traumada estará mi tía pero fue una idiotez pensar que su hija iba a sufrir menos por tener una hermana. Aparte de tener el terrible celo de ser la nena reemplazada, no es como si fueran alrededor de la misma edad, no podrán jugar por mucho tiempo juntas.
Pero la peor idiotez fue ser egoísta. Como tratar de compensar el que ella no haya tenido con quién jugar, con alguien a la que le va a causar lo mismo.


Ok, antes de enredarme, volveré a empezar.


Cuando yo era pequeña, yo nunca tuve con quien jugar. Estoy segura de que mis hermanas se divertían conmigo, cargándome, cuidándome,  dándome la botella, enseñándome a caminar, viéndome hacer pendejaditas de infante, entre otras cosas. Pero cuando yo tenía edad de jugar a las tacitas de té, mis hermanas tenían edad de jugar a las barbies. Cuando yo tenía edad de jugar a las barbies, mis hermanas tenían edad de caricaturas seriales y novelas. Cuando yo tuve edad de caricaturas seriales y novelas, ellas entraron a la edad de traer amigas. Cuando yo tuve edad de traer amigas (que nunca tuve muchas, pues), ellas entraron a la edad de la música y la radio (y de grabar los casetes y así). 


Es verdad, para poder tener a alguien con quién jugar, tuve que aprender a comportarme ligeramente más madura para lo que era mi edad. Me volví fans de los juegos de mesa antes de entrar a la secundaria, yo veía series a las 6 años, y las barbies y los juguetitos de niños menores de 5 años, la neta... los dejé nuevos.  
Mi juego favorito de niña era un aro, un hula-hula que usaba mientras miraba la televisión (bien multitasking) y mientras pensaba en cosas. Me la pasaba escuchando música a los 8 años, y cantaba terriblemente todo el día (aún canto terrible, pero ya no todo el día). 


Hacer amigos me era también difícil, porque yo estaba acostumbrada a tener en mi cabeza las cosas con las que estaba familiarizada, cosas de mis hermanas. Y hasta la fecha sigo familiarizada con ello.


La verdad es que entonces era muy callada, pensaba bastante las cosas, hacía todo en silencio. Quienes tienen hermanos mayores entenderán por qué. Los que son hermanos mayores: pinches ojetes, seguro ni cuenta se dan. 


Regresando al primer tema, mi prima me recordó todo esto. Al momento, a la niña grande le divierte jugar con la niña pequeña: a veces ella es la maestra, a veces es la mamá, a veces hacen las compras y a veces hacen la comidita. Pero poco nos tardamos en darnos cuenta de que la única que lo disfruta es la hermana grande, mientras la pequeña se siente obligada, frustrada, aburrida... No sé, pero rueda los ojos. 


Y pues me trajo al pasado. Cuando ambas crezcan, una querrá jugar y la otra ya no. Sí, la primer hermana estará feliz porque habrá tenido con quién jugar, no se sentiría sola, blablablá shit and stuff. 


Pero la mayoría de los hermanos menores que conozco, incluyéndome, terminamos en una esquina, felices con lo que estamos, en silencio, en la soledad, pensando.


Así fue como encontré a mi prima pequeña el otro día.


Con la soledad en la que se siente la vida.


Mi tía le brindó soledad a una persona para brindarle compañía a otra. Oh, bella ironía...