Cuando abrí la puerta, ya lo sabías. Debajo de las sábanas te encogiste un poco, un susto reprimido para mostrarme que eras valiente, resistente, que lucharías. Siempre me da gracia cuando lo haces. Cerré la puerta después de entrar, ya sabes, con seguro.
Eres el bulto más adorable del universo, pequeño, delgado... en las noches de frío parece una cama revuelta y nada más.
Dentro, se siente la calidez del miedo, del tiempo, de la periodicidad. Empiezo en tu cuello largo, sigo por tu hombro delgado, bajo por tus costillas. Me gusta detenerme algunos momentos en tu cintura, siempre te quejas cuando toco tu cintura. Allí comienza.
Te jal por el hombro para poder verte. La verdad es que nunca suelto ese hombro. Cierras los ojos muy fuerte pero no importa. Me abriré paso y lo sabes. Abro, abro, abro. Toco. Te enojas.
No importa porque te vuelvo a clavar en tu lugar. Abro tu entrada y me hago pasar. Lloras porque es una total diversión.
No, en realidad duele. La verdad es que sufres. Pero en cierta manera, es una total diversión.
Quizá no pase esta vez, pero quizá lo logre en la siguiente.
Sí, mantendré la esperanza.
Nos vemos la siguiente noche.
No me escondas la sonrisa tras tu nuca.
1 comentario:
En las películas que deberías ver, te recomiendo la de Fucking Amal. Me gusto mas que Kynódontas.
Dark
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