jueves, 10 de marzo de 2011

Días malos.

Ayer me puse a analizar por un momento lo que estaba haciendo. Estaba leyendo sobre pedagogía y estudiaba algunos proyectos de arte para niños.
No termina allí.
Hoy me estuve leyendo una tesis de educación preescolar.
No es todo, pero no voy a contar más.


Cada vez hace más calor y me comporto de forma más extraña.
Se acerca la primavera.
Los pájaros hacen nido en el árbol de mi ventana. Tendrán hijitos y no me dejarán dormir durante las vacaciones de abril. 
Hace mucho calor y de repente se me antoja un té negro.
No hay té negro.
Tampoco hay hamburguesas o pepinillos. No hay crema de cacahuate ni tampoco hay helado de chicle. No hay pizza no hay carne y no hay nada en el momento en el que se me antoja. No hay.
Y de todos modos, hace calor.
Hace calor, y me hace que me duela la cabeza.
También me da náuseas. Ajá, y ascos, ajá.
Y hace más calor y los días se vuelven más lentos. Lentos.


Hola. Le saludo.
No me dice nada. Nos conocemos bien. Entra como en su casa, se siente con los cabellos en la cara, y se dispone a esperar. Una visita no invitada que estorba y planea estorbar un buen rato. 
Hola Colin. Le digo. Hola. Y me mira con sus bellos ojos de medicina para el dolor. De adormecimiento. De realidad. Hola Colin.

5 comentarios:

Alejandro Aguilar dijo...

Si, hace calor.
Y mucho.

Saludame a Colin.





Dark Angel

Alicia L. dijo...

Sobres, acá está conmigo. Te está leyendo.

Frédéric dijo...

Me suena más a bochornos...

Solero dijo...

No me gusta el calor.... prefiero el frio!!!

Alicia L. dijo...

Síguele Chuy, te estás ganando una mentadota de madre...

Srita Sol, yo también adoro el frío... El calor hace que venga Colin, que mi cerebro se aletargue, que me comporte como si un Televisa-vidente.