jueves, 14 de enero de 2010

De como Allizzia logró escapar de su cautiverio con las tiendas departamentales, pero terminó volviendo al cabo de un par de horas.

No me recuerden que jamás terminé ese libro pero exploto los títulos. Aceptémoslo, Charles Dickens es un genio. Era, disculpen, olvidé que se petatió.
En fin, sin más preámbulo, les presento, las aventuras de Una Tienda Departamental:

Aventura primera, que trata de como casi me mata una pequeña niña:
Mi hermana decide ir a Liverpool   una tienda departamental a buscar una caminadora elíptica. Una caminadora elíptica es como esas que parecen una escaladora con un aparatejo para trabajar los brazos también. Es como correr. Pero sin moverte de tu lugar. Bien, mi hermana está obsesionada con conseguir una caminadora para bajar de peso, por que, oh sorpresa, también está obsesionada con su peso. Desde que entró a secundaria. Yo tendría unos... 5 años aproximadamente. Bien, de vuelta al presente, empezó a rondar por una caminadora decente. Le pregunté que si le gustaba esa. Ella me contestó que si podríamos entrar al no-sé-que del consumidor. Supuse que no me estaba escuchando así que me trepé en la cantidad de caminadoras para buscar el precio de dicha caminadora. No estaba. Así que le di varias vueltas. Mientras, una niña con uniforme de primaria se trepó a la primera caminadora de la fila y emprendió el duro-y-dale. Se emocionó, supongo. Saltó a la segunda. Siguió con el duro-y-dale. Y mientras, le gritaba a su hermana más grande a que no podía darle más rápido que ella. Yo seguía dando vueltas a la caminadora. La hermana llegó justo cuando la niña saltaba a la tercera caminadora. Yo estaba estable en la caminadora, buscando el estúpido precio que jamás apareció. La tercera caminadora estaba muy dura, supongo, por que la niña no saltó en saltar a la cuarta, yo estaba en la quinta. La hermana se acomodaba en la segunda. Y justo cuando le vi las negras intenciones de comenzar con el duro-y-dale, salté con el tiempo perfecto para que la estúpida de la niña le diera y la palanca del mecanismo quedara libre para avanzar... JUSTO DONDE ESTABA MI RODILLA. Me dieron ganas de golpearla. Yo no era tan estúpida cuando era pequeña, torpe sí, pero estúpida no. La idiota me hubiera puesto uno de esos golpes de los buenos. La miré deseando poder matar con mis ojos. La miré deseando que mi maldita mirada le cociera un hoyo por el ojo y quedara lobotomizada. La niña, no satisfecha, pero estúpida, saltó a la siguiente caminadora, la misma que estaba frente a mi, y que mi hermana checaba para comprar. Cuando le chequé de nuevo las mismas intenciones de hace rato y me moví juuusto a tiempo para librar el palo ese que tiene para trabajar el brazo. Hubiese dado justo en mi carita redonda y cachetona. ¡PERRA DESGRACIADA! Miré a mi hermana con cara de "¿La amarramos a un mástil y la quemamos cual bruja inglesa del siglo XIV (bueno, no sé, no tengo datos de esas cosas)?". Ella me contestó: Y es por eso que nosotros los médicos tenemos trabajo. Tenía razón, pudo haberme enviado al hospital. La caminadora presente debió haber sido sumamente suave por que a esa le dió como si un perro rabioso la estuviese persiguiendo y su vida dependiese de escapar de él. La caminadora comenzó a deslizarse ligeramente de su lugar al borde de la tarima. Mi hermana me empujó murmurando entre dientes: Se va a caer, quítate. Nos quitamos del camino. Seguimos viéndola de reojo. Desée que se cayera de la tarima sobre el aparato y se lastimara. Desée que un dependiente le llamara la atención fuertemente y que su madre le diera un manazo o un golpe en la nuca. O que mínimo un perro le miara cuando llegase a su casa.

Aventura segunda, que trata de como mi madre me da dolor de cabeza.
Bien, mientras entrábamos a Liverpool  la tienda departamental yo y mi madre, me dice:

"Te acuerdas que te dije que iba a buscar algo."
"Sí..."

Deben saber que no soy una mujer estereotipo y detesto las compras, mayormente, las de los demás. Yo a lo que voy, voy. Y primero doy un vistazo a la tienda para ver si cubre mis necesidades: poca gente, bien!, putiropa, mal!, grancantidaddezapatos, bien!, modelos culeros disque de moda, mal!... En fin, mi mamá en realidad me había dicho que quería ver algo pero pensé que mi hermana estaría ahí para apoyarme.

"¿Qué te dije que iba a buscar?"
"No sé.?

Lo sé, preguntas estúpidas...

"¡Te dije que iba a comprar!"
"¿Y? ¿Esperas que lo recuerde?, Por favor, no tengo ni la menor idea, no me encargues cosas..."

Pero claro que a este punto ya estaba viendo otras cosas por lo que hablé sola. De nuevo. Así que me comenzó a doler la cabeza, por que era obvio que no buscaba lo que estaba viendo. Si íbamos a estar así, jamás saldríamos de ahí.

"¡Eso no es! Ándale, ¿Qué querías?"
"Pos no me acuerdo."

Claro. ¬¬

"Pues ponte a buscar lo que estás buscando y no te detengas si no jamás vamos a terminar."

Para mi desgracia, comenzó a bajar las escaleras, lo que significaba que vería ropa y olvidaría el resto y tendría que arrastrarme tras ella murmurando "Está lindo" o "Seguro, te queda". Así que me enchilé y justo cuando le iba a gritar algo por que comenzaba a dolerme mucho la cabeza, pronunció las siguientes palabras:

"¡Alfombras! Buscábamos alfombras."
"Ilumínala, Jebuz bendito, ilumínala!"

Así que después de volver al pise de arriba y ver por tresminutos la alfombra y decidir que estaban muy caras nos fuimos de allí.

En el transcurso mi hermana hizo una llamada y 4 minutos después mi mamá preguntó:

"¿Qué tanto te está diciendo pues?"
"¿Qué?"
"¿Qué tanto te dice Nina?"


Entonces me di cuenta que seguía con el telefono pegado a la oreja cuando mi hermana, era claro, había colgado hace tiempo.

"Ah, nada."
"¿Cómo que nada? ¿Qué te dice?"
"Nada. Me quedé con el telefono en la oreja."
"¿Por qué?"
"No sé, estaba calientito... Se me olvidó quitármelo."
"Te estás volviendo loca."

Aventura tercera y última, que en realidad no es el final por que sucedió al principio, y que es corta pero nomás me dieron ganas de mencionarla:

Pasamos por el departamento de computación de la tienda departamental para checar el precio del PlayStation3, por que tengo ganas de un PS3, nomás, por que me dieron ganas. Pero no hallábamos nada así que seguimos caminando por todo el departamento.

"¿No es interesante como huele tan bien este departamento? A colonia/perfume de hombre."

Mencioné.

Luego me di cuenta de que los PS3 estaban en el departamento de juguetitos. Y ahí huele a sudor de puberto.

Atte.
Allizzia.

4 comentarios:

Frédéric dijo...

Pero me invitarás a Jugar???
conosco un lugar, donde cuesta como $6'000 si es que el aumento del IVA no lo ha cambiado.

"No sé, estaba calientito... Se me olvidó quitármelo." por Super man nuestro señor, eso fué la onda...

(Te faltó poner "PS3" en tus etiquetas)

Y tengo un presentimiento... de que tal vez, quizá un poco loco, pero puede que tengas un poco de "mamitis".
Lo sé, suena estúpido, pero hey, si mi madre va a un departamento que no quiero, pues me quedo donde yo quiera y punto... e igual con mi padre.

Y hubieras regañado a la morrilla esa, al cabo, ya tenemos experiencia de Amigos... jajaja

Xenomorph dijo...

"La miré deseando que mi maldita mirada le cociera un hoyo por el ojo y quedara lobotomizada. "


Jajajaja soy tu fanSSSSS!!!

allizzia dijo...

Iba a rayártela de una forma cruel para mi chuy, asi que decidí no hacerlo. En otras cosas te diré: Ella sí me avisó que quería ir a ver algo, y en mi defensa, también iba con mi hermana. Pero se fue con su novio... Aunque... supongo que por eso me divierte ser mal tercio jajajajaja mucha práctica jajajajaja.... Damn.
Sí, es posible. Pero ni modo, eso me pasa por ser la más chica, ¿Has visto/leído (espera, ¿por qué pregunto si lo has leido?) Como agua para chocolate? ¿O es por ser la más grande? Ah, whatever, no recuerdo. Luego te digo. En fin, un año y me voy, cariño, me voy.

y Xenomorph, gracias!! jaja

Frédéric dijo...

Si he visto (manchada he...) Como agua para chocolate, ya entendí... y ¿¿¿Cómo de que te vas en un año???