lunes, 26 de enero de 2015

Story time!

Viendo este gracioso video de un talkshow decidí que voy a contarles una historia llamada:


Cómo llegamos accidentalmente a una playa nudista (pero no nos adentramos en ella)

Hace un año (más o menos, porque no recuerdo bien) salimos de vacaciones TODA la familia en las que denominamos "Las NinaK-vacaciones". Cada que mi hermana mayor sale de vacaciones todos nos vamos juntos hacia donde ella quiera porque mis papás le cumplen todos sus deseos y así. Y mi hermana es tan estereotípica chilanga que siempre SIEMPRE quiere ir a la playa. 

Entonces partimos hacia un extraño lugar del pacífico y ¿creo que nos perdimos? ¿o es que ese era el plan? No lo sé, pero anduvimos por un rato en la Riviera Nayarita y Jalisco (incluso llegamos a una costa donde estuve a punto de disfrutar la naturaleza hasta que vi un letrero de "cuidado cocodrilos" y dije NOPE) intentando recordar el pasado y durmiendo en donde caía la noche hasta que mi papá juró que encontró el camino correcto y se adentró en una carreterita entre la jungla.

La carretera se hizo eterna. En realidad, todo el camino era eterno. Yo sólo quería regresar a la comodidad de mi casa. 

Y finalmente ¡humanidad! La entrada estaba guardada por un velador medio bruto que no nos quería dejar pasar, pero que finalmente convencimos. Resulta que más adelante había dos hoteles.

Nos detuvimos en el primero, hambrientos y necesitados de baños y piso firme. Mi papá duró horas haciendo el check-in porque los hombres son así y necesitan ejercer el control de los precios o algo así. Entonces:

Mi papá preguntó por qué era tan caro, si el hotel de al lado era igual o no.
El recepcionista contestó que sí eran parte de la misma compañía, y ofreció los precios del otro hotel. Y AGREGÓ: "Pero yo creo que no es como para usted", mientras nos miraba al resto de la familia.
Mi papá se ofendió, diciendo que tenía dinero (no teníamos dinero, en realidad) que él podía pagar cualquier hotel (no podemos, en realidad).

"Señor, es una playa nudista."

Por eso decíamos que aquí estamos bien, contestamos toda la familia, nos mantuvimos en silencio por el resto del check-in y huimos hacia el comedor a devorar lo que quedaba de comida. En realidad no me hubiera molestado mucho el hecho de estar en una playa nudista, pero prefiero taparme poquito. 

Las playas de los hoteles estaban divididos por un gran GRAN peñasco, donde bajaban animalitos a comer sobras de los restaurantes; era imposible ver lo que sucedía en la otra playa. Aparentemente es un hotel SÓLO adultos y es un concepto bastante cool. 

Y esa es la historia de cómo llegué a una playa nudista.








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