sábado, 14 de enero de 2012

Los hermanos menores: la tragedia.

Mañana será el cumpleaños de mi prima. Su segundo cumpleaños, para ser exacta. Es la última de cuatro hijos. Dos son hombres; su antecesora, mujer. Mi tía la "encargó" (para explicar que NO fue un accidente) porque dice saber lo cruel que es ser la hermana menor de dos hermanos y no tener con quién jugar. Cinco años (más o menos) de tener a su primer hija, tuvieron a la otra.


Yo soy la hermana menor de tres mujeres. Nosotras sí fuimos accidentes, uno tras otro (siendo el bello 1% de la mayoría de los anticonceptivos, no tan orgullosamente). Mi hermana y yo nos llevamos 5 años y medio. Lo que se llevan mis dos primas, más o menos.


No sé qué tan traumada estará mi tía pero fue una idiotez pensar que su hija iba a sufrir menos por tener una hermana. Aparte de tener el terrible celo de ser la nena reemplazada, no es como si fueran alrededor de la misma edad, no podrán jugar por mucho tiempo juntas.
Pero la peor idiotez fue ser egoísta. Como tratar de compensar el que ella no haya tenido con quién jugar, con alguien a la que le va a causar lo mismo.


Ok, antes de enredarme, volveré a empezar.


Cuando yo era pequeña, yo nunca tuve con quien jugar. Estoy segura de que mis hermanas se divertían conmigo, cargándome, cuidándome,  dándome la botella, enseñándome a caminar, viéndome hacer pendejaditas de infante, entre otras cosas. Pero cuando yo tenía edad de jugar a las tacitas de té, mis hermanas tenían edad de jugar a las barbies. Cuando yo tenía edad de jugar a las barbies, mis hermanas tenían edad de caricaturas seriales y novelas. Cuando yo tuve edad de caricaturas seriales y novelas, ellas entraron a la edad de traer amigas. Cuando yo tuve edad de traer amigas (que nunca tuve muchas, pues), ellas entraron a la edad de la música y la radio (y de grabar los casetes y así). 


Es verdad, para poder tener a alguien con quién jugar, tuve que aprender a comportarme ligeramente más madura para lo que era mi edad. Me volví fans de los juegos de mesa antes de entrar a la secundaria, yo veía series a las 6 años, y las barbies y los juguetitos de niños menores de 5 años, la neta... los dejé nuevos.  
Mi juego favorito de niña era un aro, un hula-hula que usaba mientras miraba la televisión (bien multitasking) y mientras pensaba en cosas. Me la pasaba escuchando música a los 8 años, y cantaba terriblemente todo el día (aún canto terrible, pero ya no todo el día). 


Hacer amigos me era también difícil, porque yo estaba acostumbrada a tener en mi cabeza las cosas con las que estaba familiarizada, cosas de mis hermanas. Y hasta la fecha sigo familiarizada con ello.


La verdad es que entonces era muy callada, pensaba bastante las cosas, hacía todo en silencio. Quienes tienen hermanos mayores entenderán por qué. Los que son hermanos mayores: pinches ojetes, seguro ni cuenta se dan. 


Regresando al primer tema, mi prima me recordó todo esto. Al momento, a la niña grande le divierte jugar con la niña pequeña: a veces ella es la maestra, a veces es la mamá, a veces hacen las compras y a veces hacen la comidita. Pero poco nos tardamos en darnos cuenta de que la única que lo disfruta es la hermana grande, mientras la pequeña se siente obligada, frustrada, aburrida... No sé, pero rueda los ojos. 


Y pues me trajo al pasado. Cuando ambas crezcan, una querrá jugar y la otra ya no. Sí, la primer hermana estará feliz porque habrá tenido con quién jugar, no se sentiría sola, blablablá shit and stuff. 


Pero la mayoría de los hermanos menores que conozco, incluyéndome, terminamos en una esquina, felices con lo que estamos, en silencio, en la soledad, pensando.


Así fue como encontré a mi prima pequeña el otro día.


Con la soledad en la que se siente la vida.


Mi tía le brindó soledad a una persona para brindarle compañía a otra. Oh, bella ironía...

3 comentarios:

Alejandro Aguilar dijo...

Y asi fue como mis padres dicidieron -7 años despues de mi hermana- encargarme, para despues 7 años despues repetir la historia. Por eso digo, a mucha honra, que crecí en la calle.





Dark Angel

Frédéric dijo...

Y así fue como mis padres decidieron -11 años después de mi hermano- tener otro pequeño descuido...

Neh, la neta a mi no me pasó nada. De hecho yo soy muy diferente a mis hermanos y una de las razones fue justamente la diferencia de edad.

Cuando mis hermanos estaban acá en la secundaria, yo aprendía a caminar... Así que, bueno no tuve mucha influencia de ellos. Podría decirse que crecí como hijo único y cuando tuve conciencia, fue que conocí a mis hermanos.

Alicia L. dijo...

Ash. Sufrir hermanos mayores es la más cruel tragedia.