Ah si, es perfecto. Vamos todos a ver a los toros, ¿Quién puede discernir de opinión?
Quizá... sólo quizá, yo quería ir al cine ¡carajo! Pero bien, no tuve que decidir.
¿Y se supone que debo aplaudirle al hombre que puede tener la valentía de derramar sangre sobre sus manos, de matar sin buena excusa? No quisiera encontrarmelo yo, fuera de ese lugar. Pues estoy igual de indefensa que el animal.
La sangre brilla al sol, y cae a la arena que vuela al viento.
Todos miran, los policías, los cubeteros, las personas y los niños. Incluso la vieja con voz de pito que además, grita a todo pulmón, haciendo su reflejo en la niña que tiene un lado.
Y el olor a puro, a cigarro; el humo en el aire. Pañuelos blancos, cielo oscuro. Y la banda.
Y al último, lo mejor... la fiebre. Ah que buena fiebre, y dolor de cabeza, picar de ojos, de nariz, de garganta. Un poco de influenza era lo que me faltaba.
2 comentarios:
Influencia...existe?
El deporte del torismo es uno de los peores que eh visto...el echo de matar a un animal solamente por diversion, es algo que no debe de pasar...hubieras ido al cine...
...Dark Angel...
Y por esto no fuiste al cine y me dejaste con Andrea!!? EN NEW MOON!!!!
que poca madre... ojalá y espero al menos hayan cuerniado al torero pendejo
o cómo diría el ninja (ojala muera en un incendio!)
me debes una salida...
o un beso gloseado, tú eliges
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