Oh, long time no see! Ya sé que hace demasiado tiempo ignoro estos tristes parajes. La vida se volvió un desastre. Estudios en el extranjero, conocer un montón de gente que no se parece nada a mí, vivir en casa, ver a mis compañeros graduarse (¡algunos hasta titularse!), conseguir un trabajo, volverme a mudar... y lo que venía a contar: Rochester.
Para los que me conocen y/o me siguen en twitter, Rochester se volvió una presencia constante. Muy constante. Y para bajarme las ánimas, vine a contar toda nuestra historia.
Todo comenzó con el movimiento que llamaré "el engaño". Me volví momentaneamente en la amiga (uh-huh) de un amigo. Era diversión inocente y fue uno de mis mejores momentos. Un día me invita a beber con algunos de sus amigos (convenciéndome porque necesitaba ayuda con algo en lo que yo ya tenía experiencia) y uno de ellos era Rochester. Yo tenía muchas ganas de terminar rápido y regresar a casa, pero sus amigos eran muy divertidos: Rochester y el Extranjero. El Extranjero estaba muy centrado en su proyecto (en lo que necesitaban ayuda) -siempre ponía atención y valoraba lo que yo sugería- y Rochester estaba relativamente callado, entre ebrio y analizando todo lo que se decía, siendo muy puntual. Por debajo de la mesa, las manos de mi amigo paseaban una y otra vez. Hablamos de otras cosas, de música, de la escuela, yo comenzaba a estar un poco más alegre. Viví un nuevo mundo: gente que saludaba a todo el mundo, que eran realmente agradables con todos, que ofrecían oído, asiento y bebida incluso a la gente a quien yo le hubiera dado la espalda. Entramos en un nuevo tema, la educación, y empecé a hablar con mucho entusiasmo.
Para corte comercial, sí, comencé a dedicarme a la educación, me siento muy cómoda en esa especialidad, y a veces me siento como si hubiera encontrado mi vocación. Hablo desde hace año y medio y desde entonces y varias experiencias sigo convencida de lo mismo. Es muy emocionante.
Rochester entonces me vio con ojos muy grandes y me empezó a preguntar de todo al respecto. El Extranjero puntualizó: "Ah, Rochester, eso es lo tuyo."
Probablemente había notado cierto algo y el pobre había intentado ser el mejor wingman para su amigo.
Rochester me explicó que tenía un master en educación, en uno de los países reconocidos por su política educativa. He just had me there and then.
Charlamos muchísimo y al final de la noche mi amigo me propuso irnos o continuar bebiendo con los amigos. Decidí seguir bebiendo. El Extranjero partió y nos quedamos los tres y un par de sus amigas que se habían unido.
En el siguiente bar, Rochester admitió que yo le gustaba. He was quite drunk.
Al regresar a casa, mi amigo me preguntó si habría posibilidad de que él a mí me gustara. Honestamente creí que no, primero porque no me había sentido atraída a él (excepto cuando habló de educación because damn, that's my kink) y segundo porque por el momento yo estaba bien teniendo relaciones casuales con gente que ya conocía. Me dijo que le había causado un poco de celos. So that changed me. Es como cuando no quieres pastel pero te dicen "no te comas ese pastel maldita sea" así que ahora necesitas ese pastel. I AM A FREE WOMAN, I WILL FUCK WHOEVER I WANT TO FUCK WHEN I FEEL LIKE IT.
Al día siguiente nos vimos otra vez. Había un curso obligatorio para TODA la escuela, así que obviamente yo acudí al taller que estaba en el pequeño salón de al lado. Me encontré a mi amigo y a Rochester, los invité a mi taller, y acudieron. Charlamos un largo rato.
Al día siguiente volvieron a asistir al taller. Rochester me dijo si quería ir por un café en el descanso, y desgraciadamente no podía, debía entregar unos libros. Rochester me acompañó a la biblioteca y LUEGO me invitó el café. I was all his by that moment. It was also a damn good coffee. Cuando regresamos al taller, Rochester me pidió mi número de teléfono. Quiso invitarme a salir pero yo ya tenía planes. Le dije que quizá después, que me llamara.
HE DID NOT CALL.
Se tomó sus pinches tres días (como la regla de los hombres) para llamarme. Mi amigo me advirtió "he's playing with you" pero yo ya estaba bien ganada para ese momento. Para desgracia de Rochester había yo salido de la ciudad y tuvo que esperar dos semanas para verme. En el momento en que regresé me pidió salir a beber. Era entre amigos pero su mano no esperó para... pasearse en mi pierna. Nunca un hombre había hecho eso conmigo. Fue una noche genial y me divertí mucho. Adoré a sus amigos. Al final estaba muy ebria para hacer nada, tomé un taxi y me fui.
Después me invitó una cerveza. Era un bar arrinconado, semiescondido, pero acudí. Hablamos. Mucho. Después le dije que debía irme, cosa que no hubiera sugerido si el bar no nos hubiera cerrado y yo todavía alcanzara a tomar mi camión. Me retuvo en el callejón, me puso frente a él, contra la pared.
Me dijo que se había pasado una excelente tarde conmigo. Me dijo si podía besarme.
Again, ningún hombre me había pedido permiso así para besarme. Porque cuando le dije que sí, me tomó como si no lo hubiera hecho y me besó, a la fuerza, pero con mucha ternura... EN LA MEJILLA. Y luego en la otra. Y luego más. Luego la barbilla. Y entonces se dignó a posarse sobre mis labios. WEIRDEST FIRST KISS EVER. Pero fue muy lindo. Supongo que debería caracterizarlo, tanta ternura.
Eso fue todo esa noche. Esa misma semana me invitó a ver una película. Nos vimos en el centro y... caminamos a su casa. No esperaba que la pelícuela fuera en su casa pero desde ese momento comprendí que debí haberme puesto mejor ropa interior. O al menos evitado las medias. O quizá debí rasurarme. Oh damn.
Aún así charlamos un muy largo rato. Creo que estaba asustada, me sentía vulnerable. ¿Y si no me sentía cómoda? ¿Y si no me agradaba? Pero eso no pasó. Me di cuenta de que él estaba igual de nervioso que yo. También quería que yo me sintiera cómoda, segura y consiente. Fue muy lento, muy muy lento, y me hizo sentir bastante apreciada y querida. He held me for a long long time. Tampoco estaba acostumbrada a eso.
Continuamos así un par de semanas. Más adelante me vi obligada a confesarle que estaba enamorada de él, que no esperaba que eso pasara y que no significada nada, pero que quería que lo supiera. Él me dijo que sólo quería que las cosas sucedieran, sin expectativas y sin nada del uno o del otro. Que todo fuera sencillo, simple, y que mantuviera esa sensación de hacernos muy felices mutuamente. O algo así. He might've been drunk. Le dije que eso también quería yo. Así que seguimos.
El bastardo más tarde me confesó que tenía novia. Que bueno no era su novia novia que empezó más bien como lo nuestro pero que siguió por un tiempo y que pues no sé y así pero ahora la relación era complicada y que debía terminar porque ella debía partir y blablabla. Le dije que no era mi primer rodeo y que allá él con sus pedos.
Su novia, btw, tenía unos senos exquisitos. Pero esa es historia para otro día.
Luego vinieron las vacaciones. Nos despedimos, le conté de mis planes y que eran geniales y así. Más tarde decidió visitarme. Le negué tenerme, le dije que no quería and that was that. Taught him some. Comprendió. Pero me dijo que me quería. Just like that. Dos meses o tres o yo qué sé and he dropped the bomb. Lo ignoré un ratito pero más adelante siguió lanzando casualmente el te quiero.
Así que obvio mi respuesta fue buscar otra relación. Simultanea. Porque YOLO.
Seguimos adelante y un día me cuenta que qué ganas le dan de irse a una estancia y blablablá. Y yo digo POS ME VOY TAMBIÉN. Así de la nada hicimos planes para alejarnos el uno del otro. Mientras tanto me di cuenta de que yo también lo quería y de lo fácil que podía ser para él lastimarme. Por primera vez lloré por una relación.
Me costó mucho irme. Dejar muchas cosas. Pero a él no me costó mucho dejarlo. Vino a despedirse de mí. Me advirtió que me buscaría a su regreso.
Esos seis meses seguimos en mucho contacto. Fue mi más grande apoyo para continuar, para no romper en llanto. Me daba mucha envidia la forma en que él salió y cumplió sus sueños sin pensar en muchas personas que le querían. Una de las cosas más grandes que me ha enseñado es que yo también puedo. (Ya que leo eso pues suena horrible pero no se dejen llevar por el cliché, dejar el amor por los sueños también es bien pinche válido)
Cuando regresé, en la soledad, tuve una oportunidad de volver a salir con mi amigo. Así que lo hice. Fue una mala decisión. Tuve un mal rato. Supongo que me acostumbré al buen trato (¿y quién me culpa?).
A Rochester no le agradó nada. CUT TO THE WORST FIGHT-DRAMA TO EVER EXIST IN PEOPLE WHO ARE ACTUALLY NOT EVEN IN A FORMAL RELATIONSHIP.
De ahí aprendí cómo funciona el perseguir otros sueños por sobre el amor. Aprendí un par de cosas sobre las relaciones. Aprendí un montón sobre el valor de la honestidad y el respeto. Y Rochester aprendió sobre comunicación. He understood he could hold nothing against me. Y pos yo me disculpé, y así, y etcétera.
Tres días después de su regreso, nos encontramos. Nos dijimos que nos queríamos. Hablamos sobre lo nuestro y BAM, nos hicimos una relación. Al principio sólo formalizamos pero continuamos con los mismos términos. Luego le pregunté que no se veía tan conforme que si quería algo más que lo dijera. Casi le tuve que leer la mente para que me dijera que lo que quería era exclusividad. DUDE, JUST SAY IT, GODDAMMIT.
Así que sí, creamos una relación común y corriente de la relación menos común. Hoy en día somos en realidad una pareja muy aburrida. No ayuda que mi trabajo fuera muy muy común (lo bueno es que ya lo perdí así que puedo volver a tener mucho tiempo y ser pobre). Nos apoyamos, nos amamos, probamos cosas nuevas, hablamos de cosas que quizá no hablaríamos con cualquiera. Vemos un futuro entre nosotros, o algo así, no sé, estoy chava, qué hueva. De hecho, cuando hablamos de lo que quizá venga, no coincidimos mucho. O nada, más bien nada.
Realmente no somos tal para cual. Es tan diferente de mí como se puede ser y caerme más o menos bien al mismo tiempo. Nunca había peleado tanto con alguien que no fuera mi familia, y que fuera tan honesto como mi familia. Que te digan tus fallas es bien pinche doloroso, y, carajo, que he sentido dolor estos cinco meses. Es como cuando eres chica y tus papás te dicen "nunca termines con un hombre así" y vas y terminas con un hombre así que además ronca cuando duerme. Bebe en exceso, consume drogas, es mayor, es violento y se besa con un montón de gente cuando tiene la oportunidad. No sabe qué hacer con el resto de su vida, lo cual es preocupante en gente de su edad (cosa que voy a dejar de juzgar considerando que voy bien derechito para el mismo lado).
Y sin embargo es dulce, se preocupa por las personas, tiene un gran corazón para sus amigos, siempre intenta ser incluyente con todos, es muy inteligente, es generoso, tiene una mirada realista y bizarra frente a la vida. Además tiene un gran respeto por su trabajo, lo cual es difícil hoy en día.
De repente me encuentro en una edad en la que ya no sé si puedo o no darme el lujo de jugar con mis relaciones, de si quiero o no un futuro con alguien. Ya no tengo diez años y ser soltera por siempre no me parece muy realista (aunque increíblemente deseable). No sé realmente qué quiero para mi vida con otra persona y todo en mi cabeza es un desmadre.
Lo interesante es que ya sé que puedo decir que al menos en mi corazón (cliché like that) todo está claro. Y todo está en paz.
No muchos pueden tener eso, y estoy agradecida, y disfruto lo que pueda porque sé que en cualquier momento puedo dejar de tenerlo y entonces lo demás se me olvida. Me concentro en la felicidad de ahora mismo.
And that's how Rochester and I met.
martes, 27 de diciembre de 2016
jueves, 21 de julio de 2016
Nube de tormenta
Deseé viajar como una nube, lentamente, tomando todo a mi paso. Siempre quise ser una nube, silenciosa, que se extiende y se desliza con piruetas que crean y recrean sus propias formas. Fresca. Siempre nueva, bienvenida en terrenos que no había cubierto antes.
Pero hoy soy una nube negra, temida por quien me desea. Soy la eminente tormenta, violencia contenida, horror entre los que me miran. Furia sorda, tanto contenida como desbordante, quienes amo me huyen. A quien busco me rechaza.
Mientras me deshago, mientras evoluciono de la única manera que sé, lastimo al suelo, lastimo a quien abrazo, hay odio entre el amor que predico.
Mi tormenta termina y se lleva consigo la mayor parte de lo que fui. Apenas soy una esencia. Pero tras de mí está el recuerdo en forma de destrucción y de mucho dolor. Quisiera que mi acción fuera tan suave como mi forma y mi movimiento. Pero no existe en mí nunca nada más que tragedia, golpes de hielo, anhegación y gritos ahogados.
Más vale alejarse de mí.
lunes, 13 de junio de 2016
Profesorear
Como estoy intentando hacer la tesis, obviamente me distraje leyendo reddit. Alguien preguntó quiénes han sido los peores profesores que se han encontrad y OH BOY, tantos nombres saltaron a mi cabeza...
Que decidí escribir sobre ello (en orden de aparición en mi cabeza):
- Mientras ayudaba a mi prima con su tarea (empezaba a aprender a escribir y leer), me pregunta si "rana" no se escribiría "rrana" porque tiene sonido "fuerte". ES UNA PREGUNTA VÁLIDA Y MUY INTELIGENTE, pero procedo a explicarle que no, que la RR nunca va a ir como primera letra, principalmente porque ninguna palabra tiene "r suave" al principio, es muy difícil de pronunciar, y asumimos que todas se pronuncian "rr". Mi tía, educadora de preescolar, contesta que NOCIERTO, QUE SE DICE "RRANA" Y SE ESCRIBE RRANA. Me dieron ganas de llorar.
- Profesora nueva de la primaria, llega desde no sé qué pueblo desde otro estado. Un día se enoja y grita con mucho pulmón "¡ESCUINCLES!". La palabra no era nativa del lugar y NADIE entendimos, pero nos dio mucha gracia. Después de explicarle que no sabíamos qué significaba eso, procedió a explicarnos que era un tipo de insulto gritarle así a los niños. Básicamente nos tuvo que explicar su insulto. Nunca le funcionó para insultarnos pero nos entretenía mucho su frustración.
- Profesor de música de segundo de secundaria. Esta historia es fabulosa: en primer año contrataron un profesor de música de quien me enamoré irremediablemente. Era músico, alto, cabello ondulado, ojos verdes, músico... Nos ensayó para el concurso del himno nacional (la primera vez para el colegio) y ganamos el tercer lugar: el primer lugar siempre lo ganaba la misma escuela, y el segundo lo ganó la escuela que nuestro mismo profesor llevaba ensayando desde hace unos años. Su clase me gustaba mucho y aprendí varias cosas. Yo me divertía bastante. El segundo año lo despidieron para contratar al profesor que ensayaba a la escuela que siempre ganaba el primer lugar, y el tipo se la pasaba enseñándonos canciones de tipo Roberto Carlos y cantando a lo pendejo; se vestía como si fuera a manipular la Matrix. Además era enojón e impaciente. Cuando se empezaron a acercar las fechas del concurso, empezó a faltar, hasta que un día simplemente no asistió ni avisó... y luego nunca volvió (al parecer así lo hizo, ni renunció ni nada). Trajeron al profesor anterior sólo para ensayarnos por unos días para al menos no avergonzarnos durante el concurso pero se notaba que estaba encabronado por lo que le hicieron (yo también me hubiera enojado). Al final, ni siquiera asistió al concurso. Nadie esperaba que ese día ganáramos el segundo lugar (el primer lugar era la escuela de siempre, y el anterior segundo lugar no concursó). La escuela fue feliz con su premio pero no supieron cómo rellenar la clase de música que quedó allí nomás sin profesor, así que LO AND BEHOLD, la nueva clase de dibujo, impartida por la mamá de una compañera.
- Profesora de matemáticas en la prepa, nunca le entendía en sus clases. Cuando le pedía que explicara los procedimientos, procedía A REPETIR la misma explicación. Cuando le decía que sí había escuchado, que simplemente no había entendido y que por favor lo re-explicara, me decía que era por no oir y estar platicando o distraída, luego me ignoraba.
Más tarde tuvo la audacia de decirle a mi mamá que yo era muy buena en matemáticas. WELL, NOT THANKS TO YOU.
- Profesor en universidad, siempre tenía problemas de comunicación. Nosotros creíamos que entendíamos y resultaba que él había querido decir otra cosa. Duramos un año sufriendo e ignorándonos, y decidió no volver a darnos clase hasta dos-tres años después. Dicha materia la habíamos adelantado la mayoría del grupo hacía un año, por lo que -creo yo- decidió darla entonces. Es una materia muy muy complicada, y explicarla -estoy segura- es aún mucho más complicado. Pues nunca se le entendió nada, se contradecía, se repetía, la cagaba, hasta que un día soltó el épico "Olviden todo lo que he dicho".
Shit just happens.
- Profesor de idiomas en la universidad, nomás era un desmadre. Es conocido por ligarse a las chavitas, cosa que a mí ni me viene ni me va. Me parecía pedante, pero con el tiempo llegué a aceptar su pedantez y tomé casi todas mis clases con él porque me dejaba faltar a gusto y avanzar a mi ritmo. A lo que nunca tuve paciencia fue para sus comentarios neoliberales (con los asuntos de protesta estudiantil y otros asuntos) ni para sus comentarios de cuando logró el despido de una de mis profesoras favoritas sólo porque no era hablante nativo.
Un día mientras estudiaba en línea (a mi ritmo) encontré uno de sus ejercicios que repartía en clase. Profesores nativos FTW.
- Todos los profesores de español de la secundaria:
El primero estaba supliendo a la profesora original que estaba embarazada-puérpera. Él era abogado y generalmente daba español a estudiantes de tercer año y de prepa -si no mal recuerdo- pero pues había que ponerse creativos. Hacía chistes muy salados, no nos tenía paciencia, y no enseñaba mucho; aún así era buen tipo. Después por un tiempo regresó la otra profesora y la amé, de verdad, era un ángel que además sí sabía dar clase. Luego se retiró para ser mamá o algo así.
La nueva profesora llegó toda estricta, anunciándonos que debíamos hacer un proyecto de mil páginas donde teníamos que escribir cincuenta poemas y así, además de mil exámenes y quien sabe cuanto más desmadre. Todos teníamos cara de asco y queríamos ser buenas personas por, al menos, un día. Pero no aguantamos cuando se quiso poner "amigable" y nos empezó a preguntar cosas personales (supongo que tenía algún fin didáctico pero nunca lo supimos): "¿cuál es su animal preferido?". Alguien cerca de mí contestó "USTED" y la profesora salió, renunció, y nunca volvió. Casí nos pegan varillazos con ese jueguito pero nunca supimos quién lo hizo (y la que lo hizo nunca rajó). La cubrió el profesor de historia o geografía, quien era relativamente cool.
El siguiente profesor -y el último- llegó cuando ya todo era un desmadre, y todos unos ineptos en español. Nunca pudo controlar al grupo y se contentaba con que algunos trabajáramos. Cuando le dije que me interesaba leer el libro del que estaba hablando, lloró lágrimas de felicidad y me regaló su libro: El periquillo sarniento (resumen barato).
- Profesora de la prepa de literatura, licenciada en comunicación. No es que no sepan de literatura, pero nunca se le ocurrió prepararse lo suficiente como para responder preguntas sobre movimientos literarios excesivamente raros que aparecían en el cuestionario (que partía de un libro de texto mal hecho) del examen final. El movimiento es uno muy muy raro (relacionado con la literatura del absurdo pero no recuerdo ni encuentro dicha vanguardia) y si haces una larga investigación al respecto -una que involucre libros de verdad y no Google- lograrás hallar una respuesta. Ella sólo dijo "sáltense esa pregunta". Well ok.
- Profesor de historia de la prepa, se basaba en dictados. Admito que muchos de sus compañeros hacían lo mismo, como la de geografía o la de química, pero a él se le agregaba su enfermiza manera de ver a mis compañeras buenorras y sus informes sobre los casos que llevaba (era abogado).
- Profesora de idiomas que no hablaba español. En Francia era profesora de parvulario, así que nos callaba cual infantes ("cierra la boca"), además de que decidió que era muy complicado aprenderse nuestros nombres mexicanos y nos asignó nombres "franceses". Admito que algunos nombres eran igual de complicados en español, como Bernardino y Caritina, PERO "ALICE" NO ES DIFÍCIL, OK?
- Profesor de alemán: simple y sencillamente odiaba a los alemanes, además de no tener una gran didáctica de la gramática. Nunca entendí el asunto de las declinaciones hasta que aprendí latín.
Sé bien que todos la podemos cagar dando clase, que es difícil, y que a veces los conocimientos de los chicos sobrepasan a los de uno. Pero se necesita humildad, fuerza, pensamiento lógico, mucha autoestima Y HUEVOS.
Que decidí escribir sobre ello (en orden de aparición en mi cabeza):
- Mientras ayudaba a mi prima con su tarea (empezaba a aprender a escribir y leer), me pregunta si "rana" no se escribiría "rrana" porque tiene sonido "fuerte". ES UNA PREGUNTA VÁLIDA Y MUY INTELIGENTE, pero procedo a explicarle que no, que la RR nunca va a ir como primera letra, principalmente porque ninguna palabra tiene "r suave" al principio, es muy difícil de pronunciar, y asumimos que todas se pronuncian "rr". Mi tía, educadora de preescolar, contesta que NOCIERTO, QUE SE DICE "RRANA" Y SE ESCRIBE RRANA. Me dieron ganas de llorar.
- Profesora nueva de la primaria, llega desde no sé qué pueblo desde otro estado. Un día se enoja y grita con mucho pulmón "¡ESCUINCLES!". La palabra no era nativa del lugar y NADIE entendimos, pero nos dio mucha gracia. Después de explicarle que no sabíamos qué significaba eso, procedió a explicarnos que era un tipo de insulto gritarle así a los niños. Básicamente nos tuvo que explicar su insulto. Nunca le funcionó para insultarnos pero nos entretenía mucho su frustración.
- Profesor de música de segundo de secundaria. Esta historia es fabulosa: en primer año contrataron un profesor de música de quien me enamoré irremediablemente. Era músico, alto, cabello ondulado, ojos verdes, músico... Nos ensayó para el concurso del himno nacional (la primera vez para el colegio) y ganamos el tercer lugar: el primer lugar siempre lo ganaba la misma escuela, y el segundo lo ganó la escuela que nuestro mismo profesor llevaba ensayando desde hace unos años. Su clase me gustaba mucho y aprendí varias cosas. Yo me divertía bastante. El segundo año lo despidieron para contratar al profesor que ensayaba a la escuela que siempre ganaba el primer lugar, y el tipo se la pasaba enseñándonos canciones de tipo Roberto Carlos y cantando a lo pendejo; se vestía como si fuera a manipular la Matrix. Además era enojón e impaciente. Cuando se empezaron a acercar las fechas del concurso, empezó a faltar, hasta que un día simplemente no asistió ni avisó... y luego nunca volvió (al parecer así lo hizo, ni renunció ni nada). Trajeron al profesor anterior sólo para ensayarnos por unos días para al menos no avergonzarnos durante el concurso pero se notaba que estaba encabronado por lo que le hicieron (yo también me hubiera enojado). Al final, ni siquiera asistió al concurso. Nadie esperaba que ese día ganáramos el segundo lugar (el primer lugar era la escuela de siempre, y el anterior segundo lugar no concursó). La escuela fue feliz con su premio pero no supieron cómo rellenar la clase de música que quedó allí nomás sin profesor, así que LO AND BEHOLD, la nueva clase de dibujo, impartida por la mamá de una compañera.
- Profesora de matemáticas en la prepa, nunca le entendía en sus clases. Cuando le pedía que explicara los procedimientos, procedía A REPETIR la misma explicación. Cuando le decía que sí había escuchado, que simplemente no había entendido y que por favor lo re-explicara, me decía que era por no oir y estar platicando o distraída, luego me ignoraba.
Más tarde tuvo la audacia de decirle a mi mamá que yo era muy buena en matemáticas. WELL, NOT THANKS TO YOU.
- Profesor en universidad, siempre tenía problemas de comunicación. Nosotros creíamos que entendíamos y resultaba que él había querido decir otra cosa. Duramos un año sufriendo e ignorándonos, y decidió no volver a darnos clase hasta dos-tres años después. Dicha materia la habíamos adelantado la mayoría del grupo hacía un año, por lo que -creo yo- decidió darla entonces. Es una materia muy muy complicada, y explicarla -estoy segura- es aún mucho más complicado. Pues nunca se le entendió nada, se contradecía, se repetía, la cagaba, hasta que un día soltó el épico "Olviden todo lo que he dicho".
Shit just happens.
- Profesor de idiomas en la universidad, nomás era un desmadre. Es conocido por ligarse a las chavitas, cosa que a mí ni me viene ni me va. Me parecía pedante, pero con el tiempo llegué a aceptar su pedantez y tomé casi todas mis clases con él porque me dejaba faltar a gusto y avanzar a mi ritmo. A lo que nunca tuve paciencia fue para sus comentarios neoliberales (con los asuntos de protesta estudiantil y otros asuntos) ni para sus comentarios de cuando logró el despido de una de mis profesoras favoritas sólo porque no era hablante nativo.
Un día mientras estudiaba en línea (a mi ritmo) encontré uno de sus ejercicios que repartía en clase. Profesores nativos FTW.
- Todos los profesores de español de la secundaria:
El primero estaba supliendo a la profesora original que estaba embarazada-puérpera. Él era abogado y generalmente daba español a estudiantes de tercer año y de prepa -si no mal recuerdo- pero pues había que ponerse creativos. Hacía chistes muy salados, no nos tenía paciencia, y no enseñaba mucho; aún así era buen tipo. Después por un tiempo regresó la otra profesora y la amé, de verdad, era un ángel que además sí sabía dar clase. Luego se retiró para ser mamá o algo así.
La nueva profesora llegó toda estricta, anunciándonos que debíamos hacer un proyecto de mil páginas donde teníamos que escribir cincuenta poemas y así, además de mil exámenes y quien sabe cuanto más desmadre. Todos teníamos cara de asco y queríamos ser buenas personas por, al menos, un día. Pero no aguantamos cuando se quiso poner "amigable" y nos empezó a preguntar cosas personales (supongo que tenía algún fin didáctico pero nunca lo supimos): "¿cuál es su animal preferido?". Alguien cerca de mí contestó "USTED" y la profesora salió, renunció, y nunca volvió. Casí nos pegan varillazos con ese jueguito pero nunca supimos quién lo hizo (y la que lo hizo nunca rajó). La cubrió el profesor de historia o geografía, quien era relativamente cool.
El siguiente profesor -y el último- llegó cuando ya todo era un desmadre, y todos unos ineptos en español. Nunca pudo controlar al grupo y se contentaba con que algunos trabajáramos. Cuando le dije que me interesaba leer el libro del que estaba hablando, lloró lágrimas de felicidad y me regaló su libro: El periquillo sarniento (resumen barato).
- Profesora de la prepa de literatura, licenciada en comunicación. No es que no sepan de literatura, pero nunca se le ocurrió prepararse lo suficiente como para responder preguntas sobre movimientos literarios excesivamente raros que aparecían en el cuestionario (que partía de un libro de texto mal hecho) del examen final. El movimiento es uno muy muy raro (relacionado con la literatura del absurdo pero no recuerdo ni encuentro dicha vanguardia) y si haces una larga investigación al respecto -una que involucre libros de verdad y no Google- lograrás hallar una respuesta. Ella sólo dijo "sáltense esa pregunta". Well ok.
- Profesor de historia de la prepa, se basaba en dictados. Admito que muchos de sus compañeros hacían lo mismo, como la de geografía o la de química, pero a él se le agregaba su enfermiza manera de ver a mis compañeras buenorras y sus informes sobre los casos que llevaba (era abogado).
- Profesora de idiomas que no hablaba español. En Francia era profesora de parvulario, así que nos callaba cual infantes ("cierra la boca"), además de que decidió que era muy complicado aprenderse nuestros nombres mexicanos y nos asignó nombres "franceses". Admito que algunos nombres eran igual de complicados en español, como Bernardino y Caritina, PERO "ALICE" NO ES DIFÍCIL, OK?
- Profesor de alemán: simple y sencillamente odiaba a los alemanes, además de no tener una gran didáctica de la gramática. Nunca entendí el asunto de las declinaciones hasta que aprendí latín.
Sé bien que todos la podemos cagar dando clase, que es difícil, y que a veces los conocimientos de los chicos sobrepasan a los de uno. Pero se necesita humildad, fuerza, pensamiento lógico, mucha autoestima Y HUEVOS.
domingo, 12 de junio de 2016
Más arreglos más o menos incluyentes
El aparato hace ruidillos. Mi vista está fijada en la pared opuesta a la pantalla: es sólo rutina, todo está bien, no hay necesidad de observar. No se ve nada que no haya visto antes de cualquier manera.
No estoy arrepentida. Aquel día fue un día interesante. De hecho, después de que me tranquilizaras, salimos juntos por cervezas y pizza de horno. Luego se nos ocurrió continuar con el vino. Nos la pasamos muy bien, encontramos a otros amigos y olvidé por completo lo que sentí más temprano. Entrada la noche cenamos comida callejera de camino a casa y terminamos las bebidas para dormir juntos en la cama (todos caben en una sola cama habiendo bebido lo suficiente). Él se despertó temprano para irse, y lo acompañaste.
Cuando regresaste nos embargó un gran silencio. Finalmente me dijiste que le habías pedido que se hiciera las pruebas, y que había que confiar en mis pildoras. Fue una mala decisión: las pruebas estaban limpias, la píldora falló. Pero hoy nos íbamos a encargar de ese error.
El médico dijo que estaba todo listo, que iba a dejar las pastillas en la mesa y que nos iba a dejar para prepararnos. Que en veinte minutos teníamos que movernos a la otra sala pero que ya allí podíamos quedarnos cuanto tiempo creyéramos necesario. Apagó la pantalla y fue entonces cuando vi tus ojos pegados en ella.
- Perdón... pásame los pañuelos de allá.
Pero me interrumpiste la mano, y me limpiaste tú los restos del vientre. Allí dejaste la mano, con mucha ternura.
- Niña. Piénsalo más. Podríamos hacerlo, estar juntos; sé que dije que nunca haría eso pero ahora que las cosas pasaron, yo no sé... Si tú quisieras, sé que es tu cuerpo y tu vida, si no quieres es completamente válido... Pero si quieres, yo estaría muy feliz de estar contigo y con...
- ¿Con tu sobrino? ¿Sabes que es posible que sea tu sobrino? ¿Quieres hacer una familia con un niño que puede que no sea tuyo?
Así nos hundimos en el silencio. No estás enojado, jamás te enojarías por asuntos así. Pero sí odias que grite de esa manera: generalmente me reprochas de regreso con más paciencia, con los argumentos perfectos para hacerme ver la realidad. Ahora sólo me besas los labios, la frente, el vientre, todo en silencio, todo sonrisas de tristeza.
- Pero será un bebé...
- ¿Un bebé? ¡Si elegí estar contigo era porque no esperaba hablar sobre nuestros bebés nunca!
- ¿Qué recuerdas que te dije? ¿Que odiaba la cristiana idea de los regalos de Dios? ¿Que el matrimonio era la única manera de formar un hijo? Siempre odié lo que tuve alrededor, y me alejé de ello, lo detesté y nunca se me cruzó por la mente que yo podría cambiar las cosas.
- Si vas a venirme con el catecismo, puedes largarte ya de la sala de abortos.
- No, yo siempre te vine con amor. Mucho amor y cariño. No esperaba querer tanto contigo, y mucho menos esperaba querer tanto de ti. Te vi por un segundo con un crío en los brazos y entendí que todo el amor que hay en ti se puede repartir también con un hijo. No te lo pido así, sólo que lo reconsideres conmigo a tu lado.
Las lágrimas, el enojo, la frustración, todo sentimiento se me juntó para taparme la garganta y la boca. Sabían a arena.
- Y lo peor es que te amé tanto -te amo aún así- que sí, estaba dispuesta a darte lo que tú me pidieras porque te amo, ¡querría tener un bebé contigo si me lo pidieras! Pero un hijo tuyo, con tus ojos, con tu cabello, con tu inteligencia
- Probablemente también tendría mis ojos, mi cabello, la mayoría de mis genes. No, está bien, ya lo sé... entiendo. Yo también te amo, y nunca pensé que te iba a pedir esto, que yo también quiero un hijo con tus ojos, con tus labios, con tu cara. Y si quieres terminar con el embarazo, que se haga; pero yo preferiría que no lo hicieras, y que me dejaras estar contigo. Una niña con un bebé, y este cabrón queriéndolos siempre.
Te lloré lo que se sintieron como horas, pero no, fue seguramente una hora en la que nos conducimos fuera de la clínica y nos fuimos a casa. Y nomás me abrazaste.
- De todas maneras... habría qué decírselo a tu hermano.
Para formar la familia más extraña del universo.
No estoy arrepentida. Aquel día fue un día interesante. De hecho, después de que me tranquilizaras, salimos juntos por cervezas y pizza de horno. Luego se nos ocurrió continuar con el vino. Nos la pasamos muy bien, encontramos a otros amigos y olvidé por completo lo que sentí más temprano. Entrada la noche cenamos comida callejera de camino a casa y terminamos las bebidas para dormir juntos en la cama (todos caben en una sola cama habiendo bebido lo suficiente). Él se despertó temprano para irse, y lo acompañaste.
Cuando regresaste nos embargó un gran silencio. Finalmente me dijiste que le habías pedido que se hiciera las pruebas, y que había que confiar en mis pildoras. Fue una mala decisión: las pruebas estaban limpias, la píldora falló. Pero hoy nos íbamos a encargar de ese error.
El médico dijo que estaba todo listo, que iba a dejar las pastillas en la mesa y que nos iba a dejar para prepararnos. Que en veinte minutos teníamos que movernos a la otra sala pero que ya allí podíamos quedarnos cuanto tiempo creyéramos necesario. Apagó la pantalla y fue entonces cuando vi tus ojos pegados en ella.
- Perdón... pásame los pañuelos de allá.
Pero me interrumpiste la mano, y me limpiaste tú los restos del vientre. Allí dejaste la mano, con mucha ternura.
- Niña. Piénsalo más. Podríamos hacerlo, estar juntos; sé que dije que nunca haría eso pero ahora que las cosas pasaron, yo no sé... Si tú quisieras, sé que es tu cuerpo y tu vida, si no quieres es completamente válido... Pero si quieres, yo estaría muy feliz de estar contigo y con...
- ¿Con tu sobrino? ¿Sabes que es posible que sea tu sobrino? ¿Quieres hacer una familia con un niño que puede que no sea tuyo?
Así nos hundimos en el silencio. No estás enojado, jamás te enojarías por asuntos así. Pero sí odias que grite de esa manera: generalmente me reprochas de regreso con más paciencia, con los argumentos perfectos para hacerme ver la realidad. Ahora sólo me besas los labios, la frente, el vientre, todo en silencio, todo sonrisas de tristeza.
- Pero será un bebé...
- ¿Un bebé? ¡Si elegí estar contigo era porque no esperaba hablar sobre nuestros bebés nunca!
- ¿Qué recuerdas que te dije? ¿Que odiaba la cristiana idea de los regalos de Dios? ¿Que el matrimonio era la única manera de formar un hijo? Siempre odié lo que tuve alrededor, y me alejé de ello, lo detesté y nunca se me cruzó por la mente que yo podría cambiar las cosas.
- Si vas a venirme con el catecismo, puedes largarte ya de la sala de abortos.
- No, yo siempre te vine con amor. Mucho amor y cariño. No esperaba querer tanto contigo, y mucho menos esperaba querer tanto de ti. Te vi por un segundo con un crío en los brazos y entendí que todo el amor que hay en ti se puede repartir también con un hijo. No te lo pido así, sólo que lo reconsideres conmigo a tu lado.
Las lágrimas, el enojo, la frustración, todo sentimiento se me juntó para taparme la garganta y la boca. Sabían a arena.
- Y lo peor es que te amé tanto -te amo aún así- que sí, estaba dispuesta a darte lo que tú me pidieras porque te amo, ¡querría tener un bebé contigo si me lo pidieras! Pero un hijo tuyo, con tus ojos, con tu cabello, con tu inteligencia
- Probablemente también tendría mis ojos, mi cabello, la mayoría de mis genes. No, está bien, ya lo sé... entiendo. Yo también te amo, y nunca pensé que te iba a pedir esto, que yo también quiero un hijo con tus ojos, con tus labios, con tu cara. Y si quieres terminar con el embarazo, que se haga; pero yo preferiría que no lo hicieras, y que me dejaras estar contigo. Una niña con un bebé, y este cabrón queriéndolos siempre.
Te lloré lo que se sintieron como horas, pero no, fue seguramente una hora en la que nos conducimos fuera de la clínica y nos fuimos a casa. Y nomás me abrazaste.
- De todas maneras... habría qué decírselo a tu hermano.
Para formar la familia más extraña del universo.
martes, 31 de mayo de 2016
Arreglos incluyentes
- [...] No.
- ¿Solamente no?
- ¿Pero cómo es que puedes pedirme eso? Yo jamás te lo pediría, jamás.
- Él me lo ha sugerido, son ustedes a las personas que más amo en la vida. Yo creo que tú podrías hacer algo por él... No, está bien. Si dices que no, es no, pero ¿por qué? Yo vi lo bien que se llevaron. He visto peores relaciones otras veces y aún así, lo llevas a cabo con esas personas. ¿Por qué no él?
- ¡Porque tengo miedo!
- ¡¿Miedo de qué? Por Dios, si lo conozco de toda la vida!
- Pues por eso. Por que es tu hermano, carajo, ¿y cómo te vas a sentir, eh, lo sabes? ¿Qué tipo de relación quieres que continúe entre nosotros?
Mi pecho se movía a todos lados, y en lugar de contestarme, callaste mi agitación con tus brazos. Las palabras era lo que se nos da mejor pero en ese momento decidiste dejar que bebiera silencio por un momento. Me hablaste luego como a una niña, despacio, con tranquilidad, me aseguraste que esa sería una relación más, una como las otras, si yo aceptaba. Desde que nos conocimos, tuvimos una fidelidad muy fluida: cada uno elegíamos a las personas con las que queríamos que el otro se acostara. Generalmente lo dejabamos entre conocidos, o entre amigos muy íntimos, de manera que sintiéramos comodidad siempre. Nos gustaba, era la relación perfecta que durante años dio a muchos de qué envidiar, sobre todo porque nos amábamos cada vez más. Sin embargo, yo nunca jamás esperé una propuesta como la que me acababas de presentar.
Era cierto, amabas a tu hermano. Pero admitías que tenía algunos problemas generales. Pude leerlo desde el primer momento que lo conocí, de esas sensaciones de incompletitud y que te dejan sintiendo que algo falta en esa persona. De repente se admitía unos periodos de manía, se dejaba de la sociedad, y se encerraba en un afán enfermizo de mejorarse a sí mismo de una u otra manera: alimentación, ejercicio, intelecto, belleza, habilidades, etcétera. Finalizaba con un periodo de depresión que lo obligaba de dejar todas sus actividades y después volvía a un estado normal pero que resentía latente el próximo meltdown. Sin embargo, era un chico brillante y con tu misma versión de belleza.
Lo que tú creías ver en él era una represión internalizada. Y me elegiste a mí, cual terapeuta y prostituta, para ver si conmigo él decidía liberar su sexualidad. Lo que él quería era "una experiencia"; a lo mejor yo sólo era plan de uno de sus periodos maniáticos, y querías hacerme partícipe en ello. No te miento, tu hermano está muy bien y en cualquier otra circunstancia yo misma lo hubiera conquistado y rogádote para que me dejaras estar con él al menos una noche.
Y me explicas con mucha ternura que, igual que siempre, no significará nada para él. Que, si yo estuviera dispuesta, si él me gusta, si yo quisiera pasar un rato en la cama con él, que todos felices como siempre. Pero entiende que el miedo me come. A él de todas maneras lo tendría que ver por el resto de mi vida. Él es tu hermano y no es lo mismo. Me aterra volverme su obsesión. Me aterra conocerlo de maneras que no puedo desconocer más tarde.
Me aseguras que hablarás con tu hermano para que eso no suceda, que sólo lo haga una vez y si no me gusta, puedo decirlo sin compromisos, que se puede detener en cualquier momento en que yo lo diga. Me arrullas como una niña y tus palabras son comodidad, seguridad, cariño y amor. Y me lo dices: "Él dice que le gustaste desde el momento que te vió, le entiendo, yo también me enamoré así de ti. Eres hermosa."
¿Te he dicho que tus ojos me matan? Me mataron la negación. Dije que sí con una condición: de que estuvieras allí. También tenía miedo de lo que pasara entre los dos, y así me aseguraba de tú también pudieras detenerlo todo en el momento en que lo sintieras adecuado. Lo pensaste mucho, muchísimo. No querías pero decidiste acceder: al parecer querías complacer a tu hermano, querías satisfacer tu curiosidad de ver qué pasaba, y también te gusta saber que tu mujer está en las manos de alguien que le gusta, pero reclamarla siempre de regreso.
Decidimos hacerlo en un lugar donde estarías relativamente escondido de nuestra vista, algo privado para nosotros, pero justo a un lado, detrás de una cortina, donde escucharías todo. Si quisieramos hacer contacto visual, podríamos hacerlo facilmente; si preferíamos ignorarte, sólo bastaba tornar la vista y olvidar que estabas allí.
Te despediste de mí con mucha ternura, y nos dijimos por última vez que todo estaba bien. No creo que lo haya estado. Tu hermano entró cuando tú ya te estabas acomodando en tu lugar. Nos empezamos a besar, todo bien; como esperaba, tu hermano era mucho más rudo que tú. Me llevó a la cama rápidamente. La única que hablaba era yo, él sólo asentía o sonreía o gemía. Creí que estaba muy nervioso; si lo conocía un poco, seguro estaba preocupado por hacer las cosas bien. Por gustar.
Si tuviera que describirlo, diría que tu hermano es muy tosco para sus inicios. ¿Será torpeza? Es como una necesidad casi desesperada por continuar. Si le pedía algo, se apresuraba casi dolorosamente en cumplirlo, pero no insistía, pronto se enfocaba en otra cosa. Causaba que yo le pidiera que regresara una y otra vez a ciertas caricias, a ciertos movimientos. Supongo que por eso creyó erroneamente que yo estaba lista y en un momento inesperado se introdujo en mí. Fue una sorpresa dolorosa. Quise decir algo pero me encontré frente a sus ojos: había una mirada terrible, de soledad ardiente, de necesidad exasperada, de amargura activa y solidaria. No pude hablar y no pude decir nada, me quedé viendo esa mirada mientras él continuaba follandome dolorosamente. Poco a poco veía en sus ojos crecer el ritmo, se agolpaba un final anhelado, y salí del trance con el sonido de unos gritos que reconocí como míos, pero que no sabía que estaban saliendo de mi boca.
Cuando los gritos se volvieron más fuertes, me di cuenta de que estabas allí, cerca de mí, observando mi cara, mi expresión, escuchando mis gritos. Quedé en silencio cuando nuestros ojos se conectaron y los míos eran casi una súplica, un reflejo de los ojos de tu hermano. Entonces él me sostuvo con más fuerza, posó su cabeza sobre mí como un niño con su madre, y dio una estocada que me cruzó con un flash de dolor por todo el cuerpo. Sentí que algo se rasgó dentro de mí. Se había venido y terminó por acurrucarse entre mi cuello.
Duré unos segundos en reaccionar y mis ojos se deshicieron en los tuyos: te diste cuenta de mi dolor, me mirabas con ternura otra vez, te acercaste y me acariciaste el hombro, la cabeza, donde él no podía verte. Te levantaste, me besaste la frente, y sostuviste por un segundo el hombro de tu hermano para retirarte. Me sentí sola pero sentí el peso de tu hermano e intenté torpemente acariciar su cuello. No pude. Volviste después con bebidas para los dos. Te llevaste la conversación, yo no hubiera podido seguir hablando con tu hermano.
Yo sólo quería que me abrazaras, que me sostuvieras, que él no estuviera. Pero me quedé callada, me vestí callada, y seguí callada hasta que todos estábamos por irnos. Estuviste conmigo toda la tarde, y sí estuve feliz de estar contigo, de haber hecho lo que tú y lo que él querían. Eso me daba suficiente placer. Para ser honesta no esperaba que tu hermano se comportara así, que fuera tan... mecánico. Supongo que estaba acostumbrada a tu manera de verdad, a tu sinceridad y tu cariñoso cuidado. Me sentía muy a salvo de regreso en tus brazos y con tus besos. No esperaba nada más que dejar atrás la situación que había llegado a experimentar.
"Niña... ya que estás más en calma... algo sucedió. El condón se rompió."
Hay hermanos que uno no se va a poder sacar de la memoria.
- ¿Solamente no?
- ¿Pero cómo es que puedes pedirme eso? Yo jamás te lo pediría, jamás.
- Él me lo ha sugerido, son ustedes a las personas que más amo en la vida. Yo creo que tú podrías hacer algo por él... No, está bien. Si dices que no, es no, pero ¿por qué? Yo vi lo bien que se llevaron. He visto peores relaciones otras veces y aún así, lo llevas a cabo con esas personas. ¿Por qué no él?
- ¡Porque tengo miedo!
- ¡¿Miedo de qué? Por Dios, si lo conozco de toda la vida!
- Pues por eso. Por que es tu hermano, carajo, ¿y cómo te vas a sentir, eh, lo sabes? ¿Qué tipo de relación quieres que continúe entre nosotros?
Mi pecho se movía a todos lados, y en lugar de contestarme, callaste mi agitación con tus brazos. Las palabras era lo que se nos da mejor pero en ese momento decidiste dejar que bebiera silencio por un momento. Me hablaste luego como a una niña, despacio, con tranquilidad, me aseguraste que esa sería una relación más, una como las otras, si yo aceptaba. Desde que nos conocimos, tuvimos una fidelidad muy fluida: cada uno elegíamos a las personas con las que queríamos que el otro se acostara. Generalmente lo dejabamos entre conocidos, o entre amigos muy íntimos, de manera que sintiéramos comodidad siempre. Nos gustaba, era la relación perfecta que durante años dio a muchos de qué envidiar, sobre todo porque nos amábamos cada vez más. Sin embargo, yo nunca jamás esperé una propuesta como la que me acababas de presentar.
Era cierto, amabas a tu hermano. Pero admitías que tenía algunos problemas generales. Pude leerlo desde el primer momento que lo conocí, de esas sensaciones de incompletitud y que te dejan sintiendo que algo falta en esa persona. De repente se admitía unos periodos de manía, se dejaba de la sociedad, y se encerraba en un afán enfermizo de mejorarse a sí mismo de una u otra manera: alimentación, ejercicio, intelecto, belleza, habilidades, etcétera. Finalizaba con un periodo de depresión que lo obligaba de dejar todas sus actividades y después volvía a un estado normal pero que resentía latente el próximo meltdown. Sin embargo, era un chico brillante y con tu misma versión de belleza.
Lo que tú creías ver en él era una represión internalizada. Y me elegiste a mí, cual terapeuta y prostituta, para ver si conmigo él decidía liberar su sexualidad. Lo que él quería era "una experiencia"; a lo mejor yo sólo era plan de uno de sus periodos maniáticos, y querías hacerme partícipe en ello. No te miento, tu hermano está muy bien y en cualquier otra circunstancia yo misma lo hubiera conquistado y rogádote para que me dejaras estar con él al menos una noche.
Y me explicas con mucha ternura que, igual que siempre, no significará nada para él. Que, si yo estuviera dispuesta, si él me gusta, si yo quisiera pasar un rato en la cama con él, que todos felices como siempre. Pero entiende que el miedo me come. A él de todas maneras lo tendría que ver por el resto de mi vida. Él es tu hermano y no es lo mismo. Me aterra volverme su obsesión. Me aterra conocerlo de maneras que no puedo desconocer más tarde.
Me aseguras que hablarás con tu hermano para que eso no suceda, que sólo lo haga una vez y si no me gusta, puedo decirlo sin compromisos, que se puede detener en cualquier momento en que yo lo diga. Me arrullas como una niña y tus palabras son comodidad, seguridad, cariño y amor. Y me lo dices: "Él dice que le gustaste desde el momento que te vió, le entiendo, yo también me enamoré así de ti. Eres hermosa."
¿Te he dicho que tus ojos me matan? Me mataron la negación. Dije que sí con una condición: de que estuvieras allí. También tenía miedo de lo que pasara entre los dos, y así me aseguraba de tú también pudieras detenerlo todo en el momento en que lo sintieras adecuado. Lo pensaste mucho, muchísimo. No querías pero decidiste acceder: al parecer querías complacer a tu hermano, querías satisfacer tu curiosidad de ver qué pasaba, y también te gusta saber que tu mujer está en las manos de alguien que le gusta, pero reclamarla siempre de regreso.
Decidimos hacerlo en un lugar donde estarías relativamente escondido de nuestra vista, algo privado para nosotros, pero justo a un lado, detrás de una cortina, donde escucharías todo. Si quisieramos hacer contacto visual, podríamos hacerlo facilmente; si preferíamos ignorarte, sólo bastaba tornar la vista y olvidar que estabas allí.
Te despediste de mí con mucha ternura, y nos dijimos por última vez que todo estaba bien. No creo que lo haya estado. Tu hermano entró cuando tú ya te estabas acomodando en tu lugar. Nos empezamos a besar, todo bien; como esperaba, tu hermano era mucho más rudo que tú. Me llevó a la cama rápidamente. La única que hablaba era yo, él sólo asentía o sonreía o gemía. Creí que estaba muy nervioso; si lo conocía un poco, seguro estaba preocupado por hacer las cosas bien. Por gustar.
Si tuviera que describirlo, diría que tu hermano es muy tosco para sus inicios. ¿Será torpeza? Es como una necesidad casi desesperada por continuar. Si le pedía algo, se apresuraba casi dolorosamente en cumplirlo, pero no insistía, pronto se enfocaba en otra cosa. Causaba que yo le pidiera que regresara una y otra vez a ciertas caricias, a ciertos movimientos. Supongo que por eso creyó erroneamente que yo estaba lista y en un momento inesperado se introdujo en mí. Fue una sorpresa dolorosa. Quise decir algo pero me encontré frente a sus ojos: había una mirada terrible, de soledad ardiente, de necesidad exasperada, de amargura activa y solidaria. No pude hablar y no pude decir nada, me quedé viendo esa mirada mientras él continuaba follandome dolorosamente. Poco a poco veía en sus ojos crecer el ritmo, se agolpaba un final anhelado, y salí del trance con el sonido de unos gritos que reconocí como míos, pero que no sabía que estaban saliendo de mi boca.
Cuando los gritos se volvieron más fuertes, me di cuenta de que estabas allí, cerca de mí, observando mi cara, mi expresión, escuchando mis gritos. Quedé en silencio cuando nuestros ojos se conectaron y los míos eran casi una súplica, un reflejo de los ojos de tu hermano. Entonces él me sostuvo con más fuerza, posó su cabeza sobre mí como un niño con su madre, y dio una estocada que me cruzó con un flash de dolor por todo el cuerpo. Sentí que algo se rasgó dentro de mí. Se había venido y terminó por acurrucarse entre mi cuello.
Duré unos segundos en reaccionar y mis ojos se deshicieron en los tuyos: te diste cuenta de mi dolor, me mirabas con ternura otra vez, te acercaste y me acariciaste el hombro, la cabeza, donde él no podía verte. Te levantaste, me besaste la frente, y sostuviste por un segundo el hombro de tu hermano para retirarte. Me sentí sola pero sentí el peso de tu hermano e intenté torpemente acariciar su cuello. No pude. Volviste después con bebidas para los dos. Te llevaste la conversación, yo no hubiera podido seguir hablando con tu hermano.
Yo sólo quería que me abrazaras, que me sostuvieras, que él no estuviera. Pero me quedé callada, me vestí callada, y seguí callada hasta que todos estábamos por irnos. Estuviste conmigo toda la tarde, y sí estuve feliz de estar contigo, de haber hecho lo que tú y lo que él querían. Eso me daba suficiente placer. Para ser honesta no esperaba que tu hermano se comportara así, que fuera tan... mecánico. Supongo que estaba acostumbrada a tu manera de verdad, a tu sinceridad y tu cariñoso cuidado. Me sentía muy a salvo de regreso en tus brazos y con tus besos. No esperaba nada más que dejar atrás la situación que había llegado a experimentar.
"Niña... ya que estás más en calma... algo sucedió. El condón se rompió."
Hay hermanos que uno no se va a poder sacar de la memoria.
domingo, 28 de febrero de 2016
No es amor
Vivo hecha de anhelos. Ya tengo el plano en mi mente.
Vamos a vernos a los ojos como si fueran bocas que comen carne después no haber probado bocado en meses, y luego juntaremos nuestros labios con la mismo violencia. Tus manos sostendrán mi cabeza con ternura, la ternura que te caracteriza, que siempre tienes cuando me abrazas; y te abrazaré por cintura con uno de mis brazos, con el otro acercaré tu cuello para sentir que la sangre se te agolpa en el cerebro.
No nos separaremos en un rato.
Cuando logremos estar solos, no te vas a tardar en buscarme los senos. Mis tetas, donde tus caricias no serán tiernas, nunca lo son, te empeñar en quitarme el sostén nada más. No tendré tiempo de pedirte nada, en un momento tendrás el condón en la mano, en otro estarás dentro de mí, y no nos habremos dado cuenta cuándo terminamos por descubrirnos las pieles. Lo sabré porque sentiré tu mano en mi sexo, y luego tu otra mano en mi espalda: eres tú doblándome por la mitad para tener mejor acceso a mí. Sólo me queda esperar estar lista para ti, o moderme el dolor (nunca dura más de dos o tres de tus embates).
Si aún no te vienes, y decides cambiar de posición, terminaremos de desnudarnos y te pediré que te sientes, para poder estar sobre ti, abrazarte, verte a los ojos. Quizá te guíe la boca hacia mis senos. Extraño sentir mi pecho contra el tuyo, sentir mis brazos fundiéndose en tu espalda. Ojalá sigamos así, un largo rato, pero eventualmente te cansarás de nuestros pesos y terminarás en tu espalda. Ojalá nos vengamos así.
No te quiero dejar descansar mucho. Querré acariciarte todo, sentirte, también guiaré tus manos por mi cuerpo. Nos miraremos con paz en los ojos y nos besaremos de rato a rato. Te besaré el cuello, y el pecho, y justo encima de tu ombligo. También planeo morderte, mucho.
Te preguntaré si extrañaste mi boca. Ya sé la respuesta, es para poder guiar mi lengua tu sexo. Trataré de hacerte muy feliz. Espero que enredes tu mano en mi cabello, como me gusta, que me sostengas del cuello.
Cuando decidas que tuviste suficiente me vas a besar, porque siempre lo haces. Te gustan mis labios húmedos. Espero que luego quieras besarme también, pero mucho más abajo.
Cuando me venga un par de veces te detendré. Te pediré que me penetres.
Ahora guiaré tus manos hacia mis nalgas. Siempre dices que te gustan mucho. Espero que me pegues, sabes que me gusta cuando lo haces.
¿Sabes que siempre espero que me beses el cuello cuando terminas? Sí, esos besos los recuerdo cada momento de mi vida. Desearé que me vuelvas a plantar uno cuando termines. Y nos abracemos. Y se nos olvide la vida.
Vamos a vernos a los ojos como si fueran bocas que comen carne después no haber probado bocado en meses, y luego juntaremos nuestros labios con la mismo violencia. Tus manos sostendrán mi cabeza con ternura, la ternura que te caracteriza, que siempre tienes cuando me abrazas; y te abrazaré por cintura con uno de mis brazos, con el otro acercaré tu cuello para sentir que la sangre se te agolpa en el cerebro.
No nos separaremos en un rato.
Cuando logremos estar solos, no te vas a tardar en buscarme los senos. Mis tetas, donde tus caricias no serán tiernas, nunca lo son, te empeñar en quitarme el sostén nada más. No tendré tiempo de pedirte nada, en un momento tendrás el condón en la mano, en otro estarás dentro de mí, y no nos habremos dado cuenta cuándo terminamos por descubrirnos las pieles. Lo sabré porque sentiré tu mano en mi sexo, y luego tu otra mano en mi espalda: eres tú doblándome por la mitad para tener mejor acceso a mí. Sólo me queda esperar estar lista para ti, o moderme el dolor (nunca dura más de dos o tres de tus embates).
Si aún no te vienes, y decides cambiar de posición, terminaremos de desnudarnos y te pediré que te sientes, para poder estar sobre ti, abrazarte, verte a los ojos. Quizá te guíe la boca hacia mis senos. Extraño sentir mi pecho contra el tuyo, sentir mis brazos fundiéndose en tu espalda. Ojalá sigamos así, un largo rato, pero eventualmente te cansarás de nuestros pesos y terminarás en tu espalda. Ojalá nos vengamos así.
No te quiero dejar descansar mucho. Querré acariciarte todo, sentirte, también guiaré tus manos por mi cuerpo. Nos miraremos con paz en los ojos y nos besaremos de rato a rato. Te besaré el cuello, y el pecho, y justo encima de tu ombligo. También planeo morderte, mucho.
Te preguntaré si extrañaste mi boca. Ya sé la respuesta, es para poder guiar mi lengua tu sexo. Trataré de hacerte muy feliz. Espero que enredes tu mano en mi cabello, como me gusta, que me sostengas del cuello.
Cuando decidas que tuviste suficiente me vas a besar, porque siempre lo haces. Te gustan mis labios húmedos. Espero que luego quieras besarme también, pero mucho más abajo.
Cuando me venga un par de veces te detendré. Te pediré que me penetres.
Ahora guiaré tus manos hacia mis nalgas. Siempre dices que te gustan mucho. Espero que me pegues, sabes que me gusta cuando lo haces.
¿Sabes que siempre espero que me beses el cuello cuando terminas? Sí, esos besos los recuerdo cada momento de mi vida. Desearé que me vuelvas a plantar uno cuando termines. Y nos abracemos. Y se nos olvide la vida.
domingo, 21 de febrero de 2016
Desconsuelo
No quisiera aparecer así en tu imaginación.
Si hay algo que me gusta, es hacer feliz a la gente. Hacerte feliz a ti, porque no hay nada mejor que escucharte reir con ganas, que verte sonreir a pesar de ti mismo. Yo sé que tú y yo lo mejor que sabemos es fingir una sonrisa pero me gusta cuando lo haces de verdad. Porque así nos siento reales, desnudos, incluso cuando ya estamos desnudos.
Por eso me lamento mucho haberte hecho ver mi expresión de saber que probablemente no nos volvamos a ver. Perdón. Yo quería fingir que todo estaba bien, lo mismo que hacías tú.
Sí, desolación. Desconsuelo. El estremecimiento de quererte con toda mi alma y no poder ser correcta para el otro. La pena, la desgracia, el sentir que se me sale el corazón para poder irse contigo.
Pero mientras nos amamos, así, de lejos, oníricamente, piénsame feliz, no te acuerdes de lo triste que estoy. No te acuerdes de cuánto nos extrañamos. Finge que nunca tuve ese desconsuelo de no tenerte.
Si hay algo que me gusta, es hacer feliz a la gente. Hacerte feliz a ti, porque no hay nada mejor que escucharte reir con ganas, que verte sonreir a pesar de ti mismo. Yo sé que tú y yo lo mejor que sabemos es fingir una sonrisa pero me gusta cuando lo haces de verdad. Porque así nos siento reales, desnudos, incluso cuando ya estamos desnudos.
Por eso me lamento mucho haberte hecho ver mi expresión de saber que probablemente no nos volvamos a ver. Perdón. Yo quería fingir que todo estaba bien, lo mismo que hacías tú.
Sí, desolación. Desconsuelo. El estremecimiento de quererte con toda mi alma y no poder ser correcta para el otro. La pena, la desgracia, el sentir que se me sale el corazón para poder irse contigo.
Pero mientras nos amamos, así, de lejos, oníricamente, piénsame feliz, no te acuerdes de lo triste que estoy. No te acuerdes de cuánto nos extrañamos. Finge que nunca tuve ese desconsuelo de no tenerte.
viernes, 8 de enero de 2016
Las nuevas propuestas para la nueva quincena
Estamos frente a un nuevo año y tengo la grandiosa noticia de anunciarles que logré cumplir mis propuestas de los años anteriores (fueron dos años, ¿no? ¿tres? anyway).
Eso sugeriría que tengo nuevas propuestas pero por más que lo he pensado... no. ¿Qué me propongo cambiar si realmente me quiero así como estoy?
Les cuentos los deseos normales que tengo como ser humano para este año:
UNO: terminar mi tesis. En realidad es casi obligatorio terminar porque mi asesora huye en Enero 2017 y mi titulación pelaría gallo. Les anuncio que mi proyecto está listo: analizaré curriculos de la universidad para compararlos con los de la prepa desde el punto de vista de la enseñanza del texto académica. Esto para inclinarme hacia el área de educación, hacia donde quiero especializarme. Allí el siguiente punto.
DOS: adquirir un trabajo como profesora de español (ya de perdida de inglés o de italiano). Estoy teniendo mis dudas acerca de especializarme en educación. Finalmente nunca he podido con un grupo mayor de veinticinco personas. Entonces quiero tener un trabajo por al menos un año para saber si realmente me interesa seguir por el área de educación (me gustó mucho el posgrado de CINVESTAV) o quedarme en el de lengua (alguien recomiéndeme posgrados de lengua con énfasis en cognición, o de cognición así nomás D:).
TRES: Titularme. Para poder respirar a gusto. Tener un trabajo. Entrar al posgrado.
CUATRO: Tener una relación seria. Sé que anteriormente había dicho que eso no era lo mío y que mucho menos estaba lista. Después del año pasado, gracias a una de las mejores mujeres que he conocido, me di cuenta de que uno siempre llega a un momento en el que le gustaría quedarse con alguien siempre, esa persona que quiere lo mismo que tú en la vida, y que es interesante, y que no hay mejor momento del mundo cuando se abrazan. Gracias a esa mujer también me di cuenta de que a veces tienes que hacer cosas dolorosas para lograrlo. Después de darme cuenta de que seré la última soltera en mi familia, sé que lo que quiero es tener a alguien que forme parte de mi futuro y no mi pasado. ALSO, SEX pero esa es otra historia. Estoy muy feliz de haber sido parte de esa mujer y ojalá supiera todo lo que me enseñó y todo lo arrepentida que estoy de que probablemente la lastimé. Al fin, lo nuestro empezó en el desmadre y terminó en un limbo desmadrado. Estoy segura de que sin ella no hubiera aprendido lo anterior y no tendría este deseo pero de todas maneras ojalá nos hubiera hecho el destino encontrarnos después para poder estar juntas y hacerla lo más feliz que yo hubiera podido.
Ahora sólo me falta regresar y poner las cosas en claro, y decirle que quisiera darle mi vida pero que entiendo que seguramente él no la quiere y que lo mejor será que no nos volvamos a ver.
La vida es muy bizarra en este aspecto. Bizarra en tanto graciosa como retorcida.
Es como dice Arana:
"A modo de juramento
Me negaré que exista un solo túnel
Oscuro y solitario
El túnel de mi infancia
Mi juventud
Toda mi vida
Y aún si lo descubro así
Lo negaré
Me niego a que exista sólo un túnel
Me niego a pensar que este encuentro
Es un solitario en paralelo
Yo me niego
Te juro, mi amor que si construyes ese túnel
Yo voy a aparecer del otro lado."
Supongo que lo que quiero decir es que mis deseos de este año (que no planeo cumplir tanto como propuestas o propósitos, sino que simplemente son deseos que quizá o no se cumplan) son que simplemente quiero acabar con algunos ciclos y empezar nuevos. No estoy preparada para nada y lo sé (me consta ahora que llegué a otra parte del mundo y me di cuenta de que no sé cómo vivir desde cero, algo que siempre le envidiaré a cierta persona), me muero de pena saber que ya dejé muchos amigos, muchos amores, mucha comodidad, mucho comfort y me da un miedo terrible saber que no sé nada.
Al mismo tiempo estoy muy emocionada de querer hacer cosas nuevas y supongo que quería que esa fuera mi propuesta: decir que sí.
Lo malo es que tecnicamente ya la cumplí (mañana voy a hacer un par de cosas que normalmente no haría por que no soy ese tipo de persona, que dice que sí y ya). Sobretodo porque estoy aquí -en una isla congelada-, y porque le dije que sí, que nos veríamos a nuestro regreso, y porque dije que sí, que sí puedo (aunque creo que no puedo).
En fin, por eso llamo a este texto "propuestas para la nueva quincena". Yo no me propongo lograr nada este año para no decepcionarme si no pasa, pero planeo romperme la espalda para que algo -cualquier cosa- pase. Y lo que pase, espero que no sólo me cambie sino que también forje decisiones y cambie el rumbo de mi vida.
En estos momentos ya no soy una de esas personas que cree que necesita cambiar, ya sé quién soy y qué es lo que intento mejorar día a día. La vida es difícil pero seguir las cosas difíciles es divertido. Me siento como un ser humano completo y ahora lo que quiero formarme una vida completa.
Después de tanta ñoñada, no me disculpo porque los lectores imaginarios no se quejan (por eso los quiero). Pero honestamente es digno de una disculpa.
Es que estoy sentimental.
Feliz dos mil dieciseis. Feliz nueva quincena.
En fin, por eso llamo a este texto "propuestas para la nueva quincena". Yo no me propongo lograr nada este año para no decepcionarme si no pasa, pero planeo romperme la espalda para que algo -cualquier cosa- pase. Y lo que pase, espero que no sólo me cambie sino que también forje decisiones y cambie el rumbo de mi vida.
En estos momentos ya no soy una de esas personas que cree que necesita cambiar, ya sé quién soy y qué es lo que intento mejorar día a día. La vida es difícil pero seguir las cosas difíciles es divertido. Me siento como un ser humano completo y ahora lo que quiero formarme una vida completa.
Después de tanta ñoñada, no me disculpo porque los lectores imaginarios no se quejan (por eso los quiero). Pero honestamente es digno de una disculpa.
Es que estoy sentimental.
Feliz dos mil dieciseis. Feliz nueva quincena.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)