Pero hoy soy una nube negra, temida por quien me desea. Soy la eminente tormenta, violencia contenida, horror entre los que me miran. Furia sorda, tanto contenida como desbordante, quienes amo me huyen. A quien busco me rechaza.
Mientras me deshago, mientras evoluciono de la única manera que sé, lastimo al suelo, lastimo a quien abrazo, hay odio entre el amor que predico.
Mi tormenta termina y se lleva consigo la mayor parte de lo que fui. Apenas soy una esencia. Pero tras de mí está el recuerdo en forma de destrucción y de mucho dolor. Quisiera que mi acción fuera tan suave como mi forma y mi movimiento. Pero no existe en mí nunca nada más que tragedia, golpes de hielo, anhegación y gritos ahogados.
Más vale alejarse de mí.
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