domingo, 2 de febrero de 2014

One step ahead, two steps behind.

Letra a letra, palabra a palabra. La emoción corre, pero no es como la contaban. No te hace más rápida, te hace más coherente, llamativa... mucho más lenta y fijada. 

En el frente está toda la esperanza, el futuro, la realidad. Y cada vez que me dirigen (y me dirijo) vuelvo a tener de nuevo 15 años: todo el futuro está adelante.

No soy más que un producto del mundo. Soy lo que ellos quieren que sea. Soy suya. Sonrío porque sé que entonces no estoy allá, estoy junto al mundo. 

Vuelvo a ser la que alguna vez fui, la que tuvo los mejores sueños. Servir los sueños de los demás. Un ente hecho sombra, un nombre olvidado, unos ojos honestos que alguna vez tendieron una mano. Soy de nuevo aquella niña que soñaba con ayudar a los demás. 

Y se siente bien.

Aunque en el fondo sepa la verdad: mis palabras son sólo mentiras y mi lengua escupe nada más que el veneno generado con cada latido de huelo, jamás podré hacer algo para el futuro ingenuo y que Dios sólo nos ha puesto en este mundo para intentar vanamente cumplir nuestros deseos más egoístas. 

¿Qué es el placer?

Fuego...