sábado, 29 de enero de 2011

Miraba en la tarde de sus ojos.

Su cabello daba el camino a minúsculos arroyos, que desembocaban en el aire -de donde habían venido- y al suelo. Con la grava del suelo. Donde posiblemente descansaban huesos y huesos de los ancestros del lugar.


Estaba sentada, simplemente, sobre la tumba de alguien que no clamaba ser quien solía ser. 


A lo lejos, quizá, podía escuchar música.


Música de rock.


Cantos de un lamento de amor.


Lamentos de una persona rota, de muerte, de dolor. De tristeza en su más pura forma.




Y fuego.









5 comentarios:

Frédéric dijo...

Amm... ¿Feliz 29?

Solero dijo...

jajaja pz feliz 29!!!

Alicia L. dijo...

O...key.

Gracias. Supongo.

Frédéric dijo...

Es que me pareció muy bonita y te iba a poner un coment acá meloso, pero después dije: Un momento... Y... me confundí poquito...

Alejandro Aguilar dijo...

... Se levanto y se dejo llevar. Aya, donde la musica nacia. De donde emanaba la soledad.
Y sin pensar se consumio.




Dark Angel