martes, 26 de marzo de 2013

Despertaste tarde

Esta noche tuve una serie de pesadillas. No me gustaría llamarlas así, simplemente fueron sueños poco agradables pero el punto es que las tuve. Los primeros no los recuerdo debido a que despertaba gracias a patadas (primos que se mueven y otras desgracias) y porque tenía frío y porque la ventana estaba completamente destapada y mi dolor de cabeza y blablabla. Pero bien, uno de los últimos trataba de que despedía a mi mamá en la parada del camión, llegaba a mi casa y me llamaban para decirme que el camión había tenido un accidente y mi madre estaba muerta. Mágicamente (como suele suceder en mis sueños), cuando ya había avisado a mis hermanas e íbamos al CEMEFO resulta que ya no, ahora íbamos a recoger a mi padre y el piso era esponjosito y tenía que subir una ligera pendiente y se me hacía agua los intestinos y quería vomitar porque recordé lo mal que huele un muerto... Allí desperté una vez. 
En el siguiente sueño decidíamos ir a San Miguel porque mis amigos y yo mirábamos un letrero. Nos metíamos al cine, pero, naturalmente, yo llegaba tarde y estaba sola y llevaba cargando la basura. En realidad ya no tenía muchas ganas de ir a San Miguel. Entraba al cine con la basura cargando y resulta que estábamos viendo La Pasión de Cristo (una más chida de las que sí existen). Había un personaje del que nos burlábamos mucho, parece que solamente hacía notar las cosas obvias y era bastante despistado. Yo no sabía exactamente quien era pero lo imaginaba como Juan Bautista; Ana y Pepe sabían perfectamente su nombre y por qué el personaje era así, me sentía fuera de un chiste privado. Alguienes llegaban aún más tarde así que ya no me sentía tan mal. Saliendo del cine me perdía un poco, alguien llegaba y me decía: "Karlita te está buscando, quiere que le mandes ya lo de Becquer. ¿Cómo vas?". Yo había olvidado por completo el trabajo y no tenía nada. Dios, y ese trabajo era para anteayer (o antes). Como todos los de la basura se me habían perdido, ya no sabía donde tirar todo, recorría camionetas y todos ya estaban arriba y yo con las bolsas de la basura en las manos. "¿Dónde tiro la basura?" preguntaba. "No sé, pregúntale a ellos." Me decían todos, apuntando a varios tipos con bolsas de basura en las manos. Eran tipos desconocidos y todos los demás ya se iban a ir y ¿dónde iba a quedar yo? 

Esos sueños desesperantes no son lo mío. Ayer y hoy las esperanza la llevo más baja que nunca.







3 comentarios:

Juan Manuel dijo...

Desesperantes, putos.

Creí que yo era el único que los tenía, no los he contado a mi psiquiatra por temor de que se burlara de mi.

Alicia L. dijo...

Cuenta todo. Pero con la persona correcta.

Alicia L. dijo...

Cuenta todo. Pero con la persona correcta.