Mi mano sobre mi pecho, una rosa bajo mi palma. Despedidas. Pétalos blancos. Larga vida al rey. Y era tiempo de irme.
Y te vi al llegar. No más belleza marina, no más nívea piel. Los ojos negros, antes azules y hoy podridos, me miraban a manera de plea. Me dejaste morir, dijiste. Tus manos delgadas, con la gris piel muerta pegada a los frágiles huesos me tocaron la cara. Te fuiste, mi amor. No quisiste salvarme, me dejaste morir. Y reconocí las caricias, hace tanto tiempo ya. No lo recordaría el reino, no lo sabían mis hijos. La última vez que te vi, antes de mi noche de boda, estabas tan triste. Y esa misma tristeza la tenías impresa en tus casi desaparecidas facciones, una tristeza ahora añeja. Estoy seguro de que moriste esa noche, ¿no es así? ¿Dónde quedó tu hermoso cuerpo, tus caderas de mar ya no eran más la fina belleza y tus piernas ¿dónde están tus piernas? Han desaparecido. Pudiste haberme salvado esa noche, te amé y aún te amo. Quiero hablar y de mi boca salen burbujas. De la tuya, nada. Estamos en el agua, ¿verdad? Mi antiguo hogar. ¿Esto es lo que debía suceder? No sé por qué estoy aquí. No es lo que siempre nos habían dicho. Me lo debes. Lo siento. Lamento haberte dejado sola. Lamento haberme casado con otra mujer. Lamento haberte dejado morir. No quiero volverme como tú, ¿es eso lo que me espera? Si no soy, si no me convertí en espuma fue para ti, por esperarte. No puedo perder algo más. Sin voz, sin cola o piernas ¿por qué me amarás? No puedo dejarte ir. Te quedarás conmigo. Compartirás mi dolor. Te amo. Y tú también me amarás por siempre.
Dedicated with love to all those loves who were THE ONE and got away.