Ya llegué.

¿Cómo estás? Ha sido un día muy largo sin ti. ¿Qué has hecho todo el día? Puedo notar que has estado llorando. Has estado en cama todo el día ¿verdad? Te traje aquí porque te amo. Me haces sufrir cuando sufres tú. 
Yo sé a quién extrañas. Pero al menos estoy aquí contigo.


No derrames lágrimas, ya has mojado la cama de sal.
Te amo.
Sé feliz a mi lado.
Te amo de verdad y te quiero conmigo.


No más lágrimas. Me he cansado de gritarte. Me cansé de pedirte que salgas conmigo. Me cansé de hacerte saber que eres mi único valor y mi única tristeza. No te puedo ver más así. Basta de lágrimas. Me cansé de gritarte que me haces infeliz así. Me cansé de acusarte mi propio hoyo negro. Mi propia cárcel. Mi propio hoyo del que no puedo salir.


Te sigo amando.
Así triste, sigues siendo bella.


Te amo.
Deja de llorar que te amo. 
Deja, por favor, de llorar que te amo. 
¿Me amas a mi?
¿Aún?
¿Me amaste algún día?




¿Y si te pido que te quedes y te prometo que me amarás algún día?