Este año ha estado de tipo "last nite" donde me estoy pasando la noche más cool y lenta y bien y así pero la mañana siguiente me voy a ir y voy a abandonar todo.
Cosas inimaginables pasan cuando uno decide que ya estuvo con todo. Estaba a punto de cumplir veintidós años. Las noches se empezaron a hacer más largas. Casi todas las historias comienzan con él/ella me besó.
Se sentía bien... estaba en el pico de mi vida académica. Estaba en el pico de mi vida social. Estaba en el pico de mi vida romántica. Mis deseos parecían haberse hecho realidad. Finalmente mis pies dejaron de tocar la tierra.
Pero las noches se acaban. Las noches se empiezan a acabar cuando te das cuenta que no es perpetua la oscuridad y el alcohol. Yo la vi cuando entendí que él no iba a estar allí para mí como yo podía estar para él.
"Te vas", dijo el futuro. Y comenzó a llegar el amanecer. Cuando me di cuenta de que tenía un par de días extra para despedirme, lloré. Al final, ni siquiera me despedí. Estaba enamorada, y la duda de comprender si lo que sentía era amor me mantenía despierta durante las madruagadas. Creo que sí, que le amo. Son terribles noticias porque no se supone que ame a quien no puede estar para mí siempre, aunque sienta que sí, aunque sienta que me ama de regreso, que quiere estar conmigo siempre.
A lo mejor es eso, que el amor cambia a la gente. Porque tras toda esa noche, ahora, vislumbrando la luz, me doy cuenta de que ya no soy quien era. Hoy deseo con todas mis fuerzas aquello a lo que nunca aspiré, que me provocó disgusto hace tiempo.
Por ahora sólo puedo irme. Saber que tendré que dejar toda la noche atrás, no volver a llamar...
Yo sólo quiero un abrazo.